Todos tenemos el derecho incuestionado de expresar nuestras opiniones, Derecho Universal de Expresión, en cualquier forma y foro.
Cada uno tiene, por contraparte la obligación de sostenerlo y hacerse responsable de sus propios dichos, hasta aquí todo parejito.
Hace unos meses, cuando Miguel Herrera se encontraba en la cúspide de su fama, emitió el mismo día de las Elecciones Federales Intermedias el pasado 7 de junio, un tuit expresando su apoyo al Partido Verde Ecologista de México, tema que le valió polarizar opioniones a favor y en contra.
Nos guste o no…
Miguel “El Piojo” Herrera tenía entonces y tiene ahora, ese derecho de expresarse en todos los ámbitos y por tanto, hacerse responsable de lo que dijo.
Si su tuit se hubiera dado unas horas antes, el escándalo quizá hubiera sido el mismo, pero al darse en el día de la llamada veda electoral, el tema creció exponencialmente.
Aún así, el derecho nadie puede rebatirlo, Miguel es un personaje público, pero no es un actor político ni mucho menos un medio de comunicación a quien la Ley sancionaría, nos guste o no, su derecho lo protege como lo hizo con millones de mexicanos que de una u otra forma expresaron sus preferencias en las Redes Sociales, pero al no ser de los llamados “personajes públicos”, pasaron desapercibidos con la excepción de sus propios círculos, a Miguel se le llamó a cuentas solo para conocer las razones de sus preferencias publicadas.
Para los gringos es distinto
Hace un par de días, en la víspera del debate político entre los aspirantes a la candidatura del Partido republicano a la presidencia de los Estados Unidos, Tom Brady, el jugador más popular de la NFL, sumados sus fans y los que lo odian, decidió, aquí no hay casualidades, llevar a su casillero abierto en los vestidores del Gillette Stadium, casa de los Patriotas, una gorra roja con el letrero: “make america great” (Hacer Grande a Estados Unidos), que es el lema de la campaña del millonariazo “Chivo en cristalería” Donald Trump, en sus pretensiones a alcanzar esa nominación.
Allá en Estados Unidos, las preferencias van más allá de un tuit o un mensajito, la simpatía se demuestra en la donación de hasta 5 mil dólares de forma individual al candidato de cualquier nivel, o donaciones más fuertes al partido político que se apoya.
Hasta hoy, Tom Brady no ha donado nada a nadie.
Al cuestionarlo acerca de sus preferencias por Trump como candidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos, que es lo que Tom pretendía, respondió: “Espero que sí… sería excelente, así habría un green de GOLF en la Casa Blanca”, en alusión a “su compañero” de golf, Donald Trump.
Las consecuencias
Nadie da paso sin huarache y mucho menos Tom Brady y sus publicistas, seguramente muy de acuerdo con los de Trump, el Jugador Más Valioso de la NFL se abre a favor del millonariazo sabedor de la polémica generada, objetivo de Trump, pero dando un bofetón a la cada vez más numerosa y enfurecida con Trump, Comunidad latina, que sigue la NFL y que rechaza por todos lados las posturas altamente discriminatorias Y misóginas del precandidato republicano.
Cierto, el “Piojo” y Tom Brady no viven de la popularidad o las simpatías públicas, pero esa desbandada de fans latinos significarán menos jerseys vendidos, quizá menos comerciales de TV o hasta abucheos en los próximos meses, cuando las campañas en Estados Unidos levanten vuelo, mientras tanto, disfrutemos de su talento que lo tiene a raudales con los Patriots, lo demás… es lo de menos…
Así de fácil.