El regreso del viejo PRI
En La visita de la vieja dama, un obra de teatro del reconocido escritor suizo Friedrich Dürrenmatt, Claire Zachanassian, una multimillonaria, regresa al pueblo de su infancia que se encuentra sumido en la más absoluta depresión económica. Claire, mujer obscena, exuberante y grotesca quién ha perdido una mano y una pierna, encarna a la vez la tentación del futuro prospero y el éxito que tanto han eludido al pueblo. Su contraparte de algún modo es Alfred, el hombre más popular del pueblo pero quién alguna vez traicionó a Claire.
Emilio LezamaEn La visita de la vieja dama, un obra de teatro del reconocido escritor suizo Friedrich Dürrenmatt, Claire Zachanassian, una multimillonaria, regresa al pueblo de su infancia que se encuentra sumido en la más absoluta depresión económica. Claire, mujer obscena, exuberante y grotesca quién ha perdido una mano y una pierna, encarna a la vez la tentación del futuro prospero y el éxito que tanto han eludido al pueblo. Su contraparte de algún modo es Alfred, el hombre más popular del pueblo pero quién alguna vez traicionó a Claire. Antiguos amantes, Alfred y Claire se rencuentran, el primero con la misión de obtener dinero para la comunidad, la segunda con la intención de vengarse de el hombre que la embarazó y que luego compró testigos para negar a su propio hijo. El mundo me convirtió en una puta y yo ahora lo convertiré en un burdel dice Claire, mientras ofrece al pueblo de Güllen suficiente dinero para sanear sus finanzas bajo una única condición: Alfred debe ser asesinado. La promesa de la redención llega en manos de un mal quizás aún mayor. ¿Están los pobladores de Güllen dispuestos a dar la vida de su ciudadano más querido a cambio de la promesa de prosperidad económica?
La pregunta se vuelve fundamental en nuestro contexto actual. ¿Qué estamos dispuestos a sacrificar para lograr obtener la ansiada paz en el país? ¿Cuál será el costo de convocar a la vieja dama, el PRI, para salvarnos? ¿De qué nos salvará y a qué precio? A diferencia de otros gobiernos autoritarios cuyas derrotas significaron su salida definitiva de la vida institucional de sus países, en México, el PRI con su eterno disfraz democrático y su habilidad camaleónica logró no solo sobrevivir su derrota sino revertirla.
Quizás al PRI como a la vieja dama de Dürrenmatt le hace falta un pie y un brazo, pero a pesar de no ser el mismo que ejerció de manera casi absoluta el poder durante el siglo XX, en los lugares donde gobierna, da muestra de ser una institutución maleada y no apta para la vida democrática moderna. Sin embargo, su retorno después de dos sexenios de ausencia ha logrado causar algarabía y efusividad en una parte de la población que como en el pueblo imaginario de Güllen ve con esperanzas el regreso del viejo monstruo.
Pero la promesa de un mejor futuro puede ser engañosa, sobre todo si no sabemos en qué consiste ese mejor futuro y si el precio a pagar es alto. En México la vieja dama ya ha puesto su condición: A cambio de la añorada paz y tranquilidad, la simulación, el fraude, la corrupción. La democracia convertida en burdel. ¿Están los ciudadanos de México dispuestos a sacrificar su fe y su búsqueda de una auténtica democracia y de una sociedad más justa a cambio de la supuesta prosperidad y bienestar que los priístas ofrecen?
En el regreso de la vieja Dama, los ciudadanos de Güllen se empiezan a endeudar ante los ojos aterrorizados de Alfred, a quién sin embargo le aseguran está a salvo; es inconcebible, le dicen, pensar que Güllen matará a su mejor hombre. Pero la historia es la crónica de una muerte anunciada. Implícitamente Güllen ya ha aceptado la propuesta de la vieja dama. Poco antes de ser asesinado, Alfred y Claire sostienen una plática reveladora, la vieja dama le confiesa ser la dueña de todas las empresas del pueblo desde hace muchos años; es ella misma la que ha llevado a Güllen a la bancarrota de la que ahora pretende salvarlo. La realidad insiste en copiar a la ficción.