En el Principado de MÓNACO gobierna desde hace varios siglos la familia Grimaldi, cuya cabeza ostenta por consecuencia el título de “Príncipe”, no de REY, sin embargo MÓNACO reconoció a un solo Rey, el bien amado AYRTON SENNA DA SILVA.
La vuelta mágica
Aquella vuelta en la calificación al Gran Premio de Mónaco de 1988 del bien amado Ayrton Senna da Silva en su poderoso McLaren–Honda, es recordada por muchos de nosotros los apasionados de la F1 como la “vuelta mágica”.
Al día siguiente, cuando el bien amado le daba un repaso a todos, incluido su compañero Alain Prost, ya para finalizar la competencia comete uno de sus muy escasos errores al chocar contra una barrera de protección, rompe la suspensión y adiós, fue su única derrota en esa complicadísima pista en ocho años para el verdadero rey de Mónaco.
La rivalidad Senna-Prost
Ayrton Senna había dejado unos meses antes a la Escudería Lotus convencido que el McLaren–Honda que le ofrecía Ron Dennis, dueño de la escudería, era el ideal.
“No vengo a ganar carreras, vengo a ganar títulos y esto Lotus no puede ofrecerme, un equipo competitivo de punta”.
Muchos criticaron la postura de Senna, pero era la realidad, su talento le permitiría esto y más.
Aquel fin de semana del 5 de Mayo de 1988, en Montecarlo, era apenas su tercera carrera con McLaren. Alain Prost era entonces el que marcaba las diferencias, de hecho Prost puso excelentes tiempos en las sesiones de calificación, pero Ayrton comenzaba no solo a alcanzarlo, sino a superarlo y comenzar así una de las más grandes rivalidades en la historia de la F1.
La “vuelta mágica” es lo más cercano a la perfección en la historia de la F1, impecable, limpia, asumiendo incluso riesgos innecesarios al pasar a milímetros de las guardas metálicas.
Senna rodaba vertiginosamente al límite, alcanzando un tiempo más rápido en casi un segundo y medio que su compañero Alain Prost, ubicado en el segundo lugar.
Más allá de la concentración
Pocos días después de aquella súper hazaña, al comentar esto, Senna reflexionaba con Jo Ramírez, nuestro querídisimo amigo y compatriota entonces coordinador de McLaren y por muchos años uno de los pocos grandes amigos de Senna: “Yo ya estaba en la pole, y luego por medio segundo y luego un segundo y yo seguí adelante. De repente yo era casi dos segundos más rápido que nadie, incluyendo a mi compañero de equipo con el mismo coche. Y de repente me di cuenta que ya no estaba conduciendo el coche de forma consciente. Yo estaba conduciendo por una especie de instinto, sólo que estaba en una dimensión diferente”.
“Era como si estuviera en un túnel. No sólo el túnel debajo del hotel, todo el circuito era un túnel. Estaba a punto y en marcha, más y más. Yo estaba muy por encima del límite, pero todavía era capaz de encontrar aún más”.
Cuando esta reflexión se filtró a los medios, hubo muchos que se burlaron de Ayrton ignorando su capacidad emocional.
Nunca arrancó para ser segundo
Al día siguiente, Senna arranca desde la punta y domina la competencia. Detrás de él rodaba el Ferrari de Berger que impedía el paso de Alain Prost, hasta que en la vuelta 54 de las 78 pactadas lo rebasa y comienza a presionar.
Las vueltas rápidas se suceden una a otra entre los dos McLaren-Porsche, Senna seguía aumentando su ventaja corriendo riesgos innecesarios, casi al límite, hasta que el jefe Ron Dennis le ordena disminuir el ritmo para asegurar el 1–2 de McLaren.
Ahí es cuando Senna pierde la concentración SOLO por un instante después de recibir las indicaciones, chocando contra una barrera de seguridad, la suspensión se rompe y ahí termina el sueño de completar un fin de semana perfecto, histórico.
‘¿Y dónde está Senna?’
Ayrton se bajó del auto, se fue sin decir nada al departamento cercano de un amigo, frustrado, no quiso ver el final de la competencia y la bandera a cuadros para su compañero Alain Prost.
Nadie supo de él hasta horas más tarde, se quedó meditando, luego dormido, al final después de una fuerte discusión con Ron Dennis que le reclamaba no solo el perder concentración sino evadirse y desaparecer.
AYRTON diría: “Que quede claro, no estoy aquí para competir, sino para ganar, y eso solo se hace al límite, no vengo a buscar segundos lugares”. Así de fácil.