La falta de la detención y sanción a estos grupos delincuenciales ha provocado que se estimule el delito y se convierta en una práctica cotidiana, creando fuertes impactos económicos y distorsiones graves tanto en el suministro como en el mercadeo de los productos finales de los sectores acerero y chatarrero.
La modalidad de este tipo de delito es diversa, pero se caracteriza por la participación de numerosos delincuentes, quienes generalmente superan el centenar de personas y con el paso del tiempo han presentado un comportamiento mucho más violento.
Durante los últimos años la industria siderúrgica ha registrado el hurto en promedio de 40 mil toneladas por año, lo que representa una afectación aproximada de 300 millones de pesos anuales y por lo menos tres veces más relacionadas a afectaciones indirectas tales como: la reposición de material, aumento en pago de seguros, contratación de sistemas de seguridad y, sobre todo, por la distorsión creada en la cadena de suministro y en el mercado.
El perfil de estos grupos, a diferencia de lo que se podría pensar, se adecua más al de la delincuencia organizada que al robo de famélico o por hambre, ya que los numerosos delincuentes que abordan el tren no actúan de forma individual, sino que se encuentran dirigidos por grupos delincuenciales bien estructurados, quienes los proveen de infraestructura (camionetas y lugares para resguardar el material robado) y protección (de grupos armados).
Por extraño que parezca, antes del mes de diciembre del 2012, y pese a todos los esfuerzos realizados por los usuarios del ferrocarril y los mismos concesionarios, el delito al robo de mercancías a los ferrocarriles del país era considerado como no grave por la legislación Federal. Esto provocaba que los delincuentes salieran bajo caución de manera inmediata y muy fácil, alentando la comisión de este delito.
De ahí que como sector siderúrgico impulsamos en repetidas ocasiones y ante diferentes congresistas la necesidad de que este tema fuera modificado, encontrando un eco muy favorable en el entonces senador de la República Arturo Zamora, quien sensibilizado en el tema desde su gestión como diputado federal, promovió una reforma al Código Penal Federal en materia de robo al ferrocarril.
A través de esta reforma a la Legislación Federal se logró que se considerara al robo de mercancías que son transportadas por el ferrocarril como un delito grave y como una circunstancia agravante delito de robo.
Si bien al día de hoy no podemos considerar solucionado el problema de robo de mercancías en los ferrocarriles, sin duda alguna con esta reforma contamos con una herramienta más que nos pone un paso adelante en el camino a la solución.
*El autor es presidente de la Comisión de Logística y Seguridad en el Transporte de la Canacero