El villano Sambueza

Una vez más, como ha ocurrido varias ocasiones en momentos críticos, el líder americanista en la cancha, RUBENS SAMBUEZA, es traicionado por ese incontrolable temperamento explosivo, soberbio e insolente, que le hace suponer que su indiscutible calidad le permite lujos y faltas mucho más allá de los límites.

Un patadón al minuto 27 al joven Cisneros cerca del área americanista, lo pinta de amarillo sin cuestión, ahí le dice de todo al árbitro César Arturo Ramos,  que mantiene compostura y autoridad.

Alfredo Domínguez Muro Alfredo Domínguez Muro Publicado el
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Una vez más, como ha ocurrido varias ocasiones en momentos críticos, el líder americanista en la cancha, RUBENS SAMBUEZA, es traicionado por ese incontrolable temperamento explosivo, soberbio e insolente, que le hace suponer que su indiscutible calidad le permite lujos y faltas mucho más allá de los límites.

Un patadón al minuto 27 al joven Cisneros cerca del área americanista, lo pinta de amarillo sin cuestión, ahí le dice de todo al árbitro César Arturo Ramos,  que mantiene compostura y autoridad.

Luego, cuando el juego estaba  mas trabado y parejo, al minuto 59 “SAMBU” llega a destiempo en jugada en que el “Conejito” Brizuela se lo lleva, le da jalón y empujón, en donde solo le faltó voltear y pedirle al árbitro la otra amarilla sin importar dejar en desventaja a su equipo. Así la roja llega en consecuencia y a bañarse sin que sus bravuconadas sirvan de nada, no es solo este, sino son reiteradas las ocasiones en que el “SAMBU” se pierde en indisciplina y soberbia dejando a su equipo en desventaja y, lo peor, castigado para la vuelta en el Azteca.

A FIRMAR EL EMPATE

“NACHO” Ambriz debe haber hecho un entripado, pero siendo el capitán de la nave, reacciona de inmediato, ajustando su medio campo tan equilibrado hasta ese momento, sacrificando al delantero Darwin Quintero, metiendo a William Da Silva y a sufrir.

Por el otro lado, Matías ALMEYDA llama al caracolero del apodo espantoso, “CHOFIS” López por Edwin Hernández y luego hace una que solo el propio Almeyda entiende, saca al “Conejo” Brizuela que venía siendo factor de desequilibrio en la media cancha y el costado derecho, metiendo al impreciso Omar Bravo, ajedrez futbolero.

MUCHO RUIDO, POCAS NUECES

La pasión, entrega, presión compartida, entradón en el Estadio CHIVA (¿ya no es Omnilife?) que por primera vez en mucho rato fue aplastantemente mayoritaria de aficionados Chivas, no fueron suficientes para hacer de este “Clásico Nacional” un juego trascendente en Liguilla.

El partido nunca alcanzó a prender, puras fintas, trabado en media cancha, quizá algunas buenas llegadas de ambos, bien los porteros y hasta ahí, sin goles no hay emoción ni pasión en estos juegos de nocaut.

La afición americanista ahora sí brilló por su ausencia, propiciado por la directiva Chiva que convence a los abonados y sus acompañantes a comprar el boletaje.

Para ser un juego  “Clásico” la intensidad, entrega y pasión cumplen con el requisito, para ser un juego de Liguilla la verdad le faltó mucho, de entrada asumir riesgos para lograr el gol que desequilibrara y abriera las cartas a póquer abierto.

Nos la deben para el domingo a las 18:00 en el Azteca.

RAYADOS EN OTRO NIVEL

Y ya en el análisis de equipo por equipo, los del “Turco” Mohamed no solo son, sino que se ven superiores a los otros siete, y no es solo por los tres goles sino porque mantienen  formas, disciplina y convicción en ese estilo de juego que tiene tan hecho, y que les ha permitido ser los dominadores a lo largo del torneo y, por lo visto, también de la Liguilla.

Los Clásicos se imponen

Después de los cuatro Juegos de Ida en esta Liguilla 2016, los Clásicos Regio y Nacional superan pero por mucho a dos insípidos juegos muy lejos de ser “Liguilleros”.

El empate entre Monarcas y León aburre más que bailar con la hermana y en la igualada entre Santos y Pachuca lo más destacado fue la llamada “Lluvia del Desierto”, fenómeno que se produce cuando el viento levanta tolvanera gigante haciendo llover arena en una amplia zona, en esta ocasión sobre el Estadio Corona.

El triunfo de Rayados 3-1 sobre Tigres es sin duda el mejor partido, no solo por los goles, sino por la pasión, intensidad, emoción y derroche sobre la cancha y la tribuna.

Al América–Chivas le faltó prender pasión y emoción ante la falta de gol de ambos equipos, aún así supera por mucho a los “otros” dos juegos no clásicos.

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