Enamorado del poder
Don Mario era poderoso, lo sabía, lo disfrutaba y principalmente lo ejercía en todos los ámbitos de su vida. Desde sus empresas, sus relaciones de amistad y familiares, el deporte, el Comité Olímpico Mexicano (COM); y en la ODEPA que él promovió, fundó y gobernó por mas de 25 años hasta el día de ayer.
Se la jugó para suceder a Juan Antonio Samaranch enfrentando y cuestionando al eventual ganador, el belga, Jacques Rogge, quien se la cobró años después obligándolo a la jubilación en 2012.
Mirada demoledora
Alfredo Domínguez Muro
Don Mario era poderoso, lo sabía, lo disfrutaba y principalmente lo ejercía en todos los ámbitos de su vida. Desde sus empresas, sus relaciones de amistad y familiares, el deporte, el Comité Olímpico Mexicano (COM); y en la ODEPA que él promovió, fundó y gobernó por mas de 25 años hasta el día de ayer.
Se la jugó para suceder a Juan Antonio Samaranch enfrentando y cuestionando al eventual ganador, el belga, Jacques Rogge, quien se la cobró años después obligándolo a la jubilación en 2012.
Mirada demoledora
Tuve el privilegio de conocerlo y, después de tratarlo en muchas ocasiones, ir a verlo para resolver algún tema o simplemente cambiar opiniones.
Con Don Mario era harto difícil. Partía de la base de “La razón es mía, ahora dime”. Cuando mi argumento era encontrado al de él de inmediato me atajaba y cambiaba el tema, sin embargo al insistirle seguir la discusión regresaba al tema y cambiaba su actitud siempre prepotente por una más amable.
Al final yo sabía cómo quedaba su humor si se levantaba a despedirte o lo hacía con un gesto desde su escritorio ubicado al fondo de su enorme oficina allá en la colonia Roma. Ocupaba todo el piso, sus trofeos, medallas, regalos en vitrinas interminables. Al fondo una fuente y un comedor privado: “Mi cocinero chino podría ser chef en uno de los mejores restaurantes del mundo”.
Mi relación con Don Mario fue siempre muy respetuosa, alguna vez le dije a su hijo Mauricio: “Mi receta para mantener la relación con Don Mario es nunca haberle aceptado una invitación, un viaje. Ni le debo ni me debe”.
Cercano al poder
Luis Echeverría es su gran amigo, socio y promotor en el mundo de la política y los negocios. En esa época se hace Don Mario de la entonces Cadena García Valseca, que desde la oficina de Los Pinos se ordena vender a sus antiguos socios, para transformarla en la influyente Organización Editorial Mexicana (OEM).
Don Mario recibe apoyos pero sabe responder con creces. Ese poder y éxito en los negocios se consolida con su también gran amigo, José López Portillo y se prolonga por décadas, siempre cercano a los gobiernos federales. Se convierte en un mito, su enorme poder emana del apoyo, amarres y hasta complicidades en el Gobierno Federal y muchos estatales en el México de los 70 y 80.
El comité olímpico internacional
A nivel internacional, la plataforma del COM al que accede con el apoyo incondicional de su gran amigo, el entonces presidente de la República, Luis Echeverria Álvarez, en 1979 promueve la creación de la ODEPA, que fortalece, la hace valer y la gobierna hasta el día de ayer.
Con la fuerza de la ODEPA apoya la candidatura de Juan Antonio Samaranch, de quien se hace el indispensable “segundo de a bordo”, principalmente en el crecimiento exponencial de los ingresos comerciales y de televisión.
En esa mancuerna con Samaranch forman la Asociación de Comités Olímpicos Nacionales, reforzando Solidaridad Olímpica, algo así como el Sindicato de Comités Nacionales por el cual se repartía el dinero destinado al apoyo del desarrollo del deporte.
Don Mario parecía no tener rival para la sucesión de Samaranch, sin embargo los Comités Europeos y el “buró” de los miembros permanentes del COI le ponen a Jacques Rogge, con quien sostiene una agria discusión que los hace irreconciliables. No se resigna aun y cuando Rogge gana la elección.
Ese enfrentamiento perenne tiene su respuesta lapidaria cuando Don Mario llega a la edad del retiro y es mismo día del 2012 lo baja de todos sus cargos con la excepción de ODEPA, que es autónoma.
El complot en ODEPA
Hace unos meses algunos miembros de ODEPA conspiran en su contra y Don Mario, a pesar de su enfermedad, los neutraliza. Ése era Don Mario.
¿Enfermo de poder?
Don Mario hizo amigos pero también muchos rivales y enemigos. Fiel a su estilo de manejarlo todo con mano dura, férrea, centralista en todos los ámbitos de su vida, no transforma ni un ápice. No moderniza, no se actualiza, el poder por el poder.
Conociéndolo, lo disfruté mucho. Abierto el ostión era de charla sabrosa y hasta amigable. Las comidas en su comedor privado eran sensacionales, nunca me guardé nada qué decirle. Diálogos fuertes pero al final solo dos veces no se paró de su escritorio para acompañarme a la puerta de su despacho.
Al final funcionó mi táctica particular en mi relación con Don Mario. Aquella frase que le dije a su hijo Mauricio: “Me preocupé por no deberle ni que me debiera”.
Muchos dicen que estaba enfermo de poder, yo no lo creo, me consta que estaba enamorado del poder. Así de fácil.