Entre ecos y grandísimos lastres
I. Azul
Casi 100 días han pasado desde que comenzó todo, entre gritos y consignas, cuyas voces son ahora apenas ecos; canciones mal escuchadas y letras perdidas en el viento, que se enfrentan a la totalidad del paso del tiempo.
El tiempo pasa tan lento y tan rápido, y es tan despiadado e indulgente; y, sin embargo, tan destructivo; y nos come desde adentro, nos alienta al suicidio: a una soledad colectiva. Que la soledad colectiva nos hace perder el paso en el tiempo, y que por eso, nos aproximamos a un acantilado sin saber bien a bien qué hacer.
Francesc MesseguerI. Azul
Casi 100 días han pasado desde que comenzó todo, entre gritos y consignas, cuyas voces son ahora apenas ecos; canciones mal escuchadas y letras perdidas en el viento, que se enfrentan a la totalidad del paso del tiempo.
El tiempo pasa tan lento y tan rápido, y es tan despiadado e indulgente; y, sin embargo, tan destructivo; y nos come desde adentro, nos alienta al suicidio: a una soledad colectiva. Que la soledad colectiva nos hace perder el paso en el tiempo, y que por eso, nos aproximamos a un acantilado sin saber bien a bien qué hacer.
Se nos acaba el tiempo y nos encontramos; entre voces que exigen argumentos propios de convicciones arraigadas, y otras que insisten en mecanismos institucionales que han probado ser inútiles.
Se nos acaba el tiempo y nos encontramos entre consignas que van en contra de una imposición calendárica y dinosáurica, y mecanismos centralistas sin representatividad. Se nos acaba el tiempo y solo pensamos en su pesado caminar: en las primeras marchas y manifestaciones y consensos y uniones; en el buen triunfo que fue el debate 132 y en el terrible fracaso que fue la victoria de Peña en las elecciones; en lo maravilloso que supuso el haber roto barreras entre universidades públicas y privadas, y en lo decepcionante que ha resultado volver a ellas.
Se nos acaba el tiempo y arrastramos la pésima imagen de lo no explicado y somos víctimas de nuestros pretextos: ¿Por qué anti PRI? ¿Qué es “democratización” de medios? ¿Por qué de repente se nos ve con los Macheteros de Atenco y con miembros del SME?
II. Rojo
Cien días ya pasaron desde que comenzó todo, y afortunadamente ya murió. Que el 11 de mayo fue orquestado por Morena y AMLO, y que los estudiantes fueron apenas unos porros y fascistas; que esos mismos porros y fascistas son unos “ternuritas” y que hay que agradecerles por el retroceso que sus acciones han supuesto. Que cómo es que son apartidistas y van en contra del PRI, y a favor del PRD; que Peña Nieto de idiota iba al debate 132, y que los cercos a Televisa y Milenio evidencian a una policía que tolera las ilegalidades.
Se les acabó el tiempo y siguen pensando que viven dentro de uno de sus lapsos; que sufren de una urgencia por vivir y que no pueden pensar en hacerlo porque las elecciones ya fueron: ya sufrieron su muerte necesaria.
Que la unión entre universidades fracasó terriblemente y que la UNAM se comió a la Ibero. Que lo único que tiene en común la educación en este país es el hecho de que está por los suelos.
Se les acabó el tiempo y siguen protestando en Soriana y ante el IFE; y que como lo hacen, evidencian su pertenencia a las fuerzas de la izquierda; y que se comportan como Andrés Manuel López Obrador, ese Cristo ungido, en donde ellos son sus 132 apóstoles.
III. Bicolor
Y, lo que es de un lado, lo es también del otro. Que lo que sucede dentro de sí, muchas veces no es lo que se dice afuera; que lo que se mide afuera es porque no se explica lo de adentro: que muchas veces el 132 es el otro movimiento.
Que el #YoSoy132 se encuentra en lo no dicho y en lo no explicado; y que de alguna manera es lo no entendido. Que el 132 se encuentra, pues, del otro lado, pero que de alguna manera siempre lo ha estado.
Se nos acaba el tiempo y seguimos pensando en el primero de julio, cuando ya está encima el primero de diciembre.