Las tres medallas de oro que rubrican la carrera de Serena Williams van mucho más allá de un premio olímpico y unas medallas para una guerrera a la que ni siquiera el haber estado al bordo de la muerte hace apenas año y medio, pudo mermar esa voluntad absoluta de saberse, qué se quiere y luchar hasta el cansancio para lograrlo.
Son tiempos de gloria
Las hermanas Williams aparecieron por primera ocasión en Juegos Olímpicos en Sydney 2000, lo que significa que ya se encontraban entre las 10 mejores del mundo para ese entonces. Hoy estamos en los Juegos del 2012 y ambas siguen vigentes en un deporte que no estaba destinado para dos niñas de raza negra del área conurbada de Los Ángeles, en donde su padre las ponía a jugar en un estacionamiento, luego en un parque colocando una cuerda de las que se utilizan para tender la ropa y así las fue metiendo a este deporte que hace 30 años era considerado solo para la realeza.
El circuito más exigente
A Venus y Serena les toca aremontar la ola con la llegada de las extraordinarias jugadoras de Europa del Este, que desplazaron a las de Europa Occidental y Estados Unidos, a tal grado que aun Serena y Venus no tienen a quién entregarle la estafeta para representar a su país en los circuitos profesionales, e irónicamente, Estados Unidos es en donde se disputa el mayor número de torneos y el país que tiene la mayor cantidad de canchas y escuelas de tenis de todo el planeta, sin embargo esto ya no es responsabilidad ni de Venus, ni de Serena.
Serena la grande
Hace 18 meses platicábamos acerca de esa enfermedad que tuvo al bordo de la muerte a Serena y por si fuera poco, aquel pedazo de vidrio que se le incrustó en la planta del pie y que le salió por el empeine, muchos daban por finalizada su carrera, que aparentemente lo había ganado todo, sin embargo hace apenas tres semanas, se alzó con la victoria en Wimbledon a pesar de no haber estado clasificada por estar alejada de los torneos.
Hoy se cuelga dos oros que la colocan al nivel de Steffi Graf como las únicas tenistas (hombre o mujer) que han logrado ganar en los cuatro Grand Slam: Australia, Roland Garros, Wimbledon, el U.S. Open y además una medalla de oro olímpica.
Y Federer, en la orilla
Fue una final muy rara, porque hace apenas tres semanas Roger Federer, el número uno del mundo que lo ha ganado todo, superó por un escaso margen al británico Andy Murray en Wimbledon y hoy tres semanas después, Murray le pasa por arriba de forma insolente, es más, le quiebra el servicio en cuatro ocasiones consecutivas, hoy no era el día de Roger. El Rey de Wimbledon ingresó a la cancha con su camisa roja y una gran ovación, pero en cuanto entró Murray, Wimbledon comenzó a caerse a pedazos.
No sé si sea la gran fuerza y determinación de Murray o una mal tarde de Federer, pero estoy seguro que Roger es el primero que sabe que no podía darse el lujo de una mala tarde.
Así las cosas, Serena se alza a lo más alto del firmamento tenístico y Federer, tres semanas después de recuperar el número uno del mundo, se queda en la orilla de la gloria olímpica.
Las cosas en su lugar
Los últimos meses el jamaicano Yohan Blake habló como solo lo hacen los pavorreales de los 100 metros que se saben los reyes de la pista y los hombres más rápidos del mundo.
Blake retaba por todos lados a su compatriota Usain Bolt, seguramente como una táctica para tratar de bajarlo anímicamente, tema que se acrecentó cuando en las eliminatoria para Londres, Blake lo supera de forma clara, entonces Usain sabe que lo importante era solo clasificar a los Juegos.
Y por el lado de Estados Unidos, Justin Gatlin levantaba la voz para retar a Bolt.
El récord del mundo y campeón olímpico solo los escuchaba, es más, su entrenamiento aquí en Londres fue en una concentración a piedra y lodo, casi no se dejó ver, excepto para un par de programas para la BBC de Londres y la NBC norteamericana.
Bolt estaba metido en lo suyo, que era precisamente la cita en Londres a las 9:47 de la noche y que finalizaría 9 segundos y 63 décimas después. A final de cuantas el jamaicano pone las cosas en su lugar, hoy por hoy no solo es el hombre más rápido del planeta sino el más rápido del que se tenga registro y por su fuera poco doble medallista olímpico a partir de esta noche mágica en el estadio olímpico de Londres.
Una medalla a la tenacidad
El bronce conseguido el día de ayer por Laura Sánchez en el trampolín de tres metros es un premio al esfuerzo, disciplina, tenacidad y que le tapan la boca a mucha gente que hace unos años decidió cuestionarle su vida privada, a tal grado que estuvo a punto del escándalo producido por gente ligera y sin principios, Laura se refugió en lo suyo y hoy apoyada por su esposo y entrenador, Marco rueda al que también la vida premia con esta medalla, rubrica una persecución por la gloria olímpica que va más allá de los últimos 10 años.
Porque no es cuestión del quinto lugar en Atenas o la décima plaza en Beijing, es minuto por minuto en los últimos 10 años lo que ha traído a Laura hasta Londres y a una medalla de Bronce que consigue precisamente en su último clavado, dejando atrás con muy escaso margen a la italiana Tania Cañoto, quien seguramente no pudo dormir pensando en esas dos escasas decimas que la alejaron del bronce olímpico, al tiempo que Laura puede medir esas dos décimas como una gran distancia entre ella y la italiana por ese mismo metal.
Felicidades a Laura Sánchez y por supuesto a Marco Rueda, nos han dado un ejemplo en su lucha por prevalecer y defender su vida privada y en el silencio en el que practicaron por tanto tiempo, clavado tras clavado, hora tras hora, por varios años hasta conseguir este metal olímpico… Así de fácil.