Gana el box y Las Vegas
Ha sido una de las grandes peleas de muchos años, “Canelo” y Golovkin nos devuelven la credibilidad en el boxeo de verdad en donde nadie se guarda nada. Más allá de la manipulación descarada de los jueces, la revancha o la segunda versión se iba a dar de todas formas, los boxeadores hablaron en el […]
Alfredo Domínguez MuroHa sido una de las grandes peleas de muchos años, “Canelo” y Golovkin nos devuelven la credibilidad en el boxeo de verdad en donde nadie se guarda nada.
Más allá de la manipulación descarada de los jueces, la revancha o la segunda versión se iba a dar de todas formas, los boxeadores hablaron en el ring con una espectacular y tremenda pelea llena de derroche, táctica y calidad.
Sin embargo es el veredicto bizarro por parte de la tercia de jueces al declarar empate, en donde más allá de ser extraño y hasta frustrante para millones y millones de fanáticos, aficionados, televidentes y aficionados de ocasión, este descaro de dar tres tarjetas tan dispares en la misma pelea, siendo todos ellos expertos y conocedores y por esto les nombran jueces (Don Trella dio empate 114-114, la jueza Adelaide Byrd vió ganar al “Canelo” 118-110 y Dave Moretti, mal llamado “el juez del Canelo”, dijo que Golovkin ganó 115-113 ) esta disparidad de los tres expertos es el signo directo a la manipulación que tiene secuestrado al boxeo de estos niveles, en donde las cifras multimillonarias son las que gobiernan.
DE TODAS FORMAS HABRÍA REVANCHA
Fue tan pareja y cerrada la pelea, de tan enorme calidad, de estilos más que adecuados para un gran espectáculo, de táctica, técnica, condición física y entrega, que hubiera sido victoria para algunos por escaso margen la revancha la estaríamos pidiendo a gritos.
Ese empate protector a los records de cada uno ya estaba de más, pero los intereses de la promoción, de las apuestas por todo el mundo, del llenazo en los hoteles de Las Vegas con más de 150 mil visitantes, de los que solamente 19 mil privilegiados entraron a la “T-MOBILE ARENA”, los demás en pantallas gigantes en hoteles y casinos en donde, por cierto, la apuesta más cercana a lo imposible era 2 mil a uno, sí, adivinaron, al empate.
Así las cosas, pues, el boxeo gana con esta pelea auténtica entre dos grandes boxeadores más allá de los cochupos, de las tranzas de aquella Pacquiao – Mayweather o el descaro de J.C. Chávez Jr. engañando a todos, incluso a su padre, el gran J.C. Chávez.
Subidos al barco ganan las casas de apuestas, Las Vegas, HBO y su Pay Per View; pierde, una vez más, la credibilidad en la Comi$ión de Nevada y $u$ jueces tan intere$ado$ en la limpieza del boxeo… Así de fácil.