Nuevo León está que arde en los últimos días. Y no me refiero a las altas temperaturas, sino a la inseguridad y la corrupción.
Los ciudadanos experimentamos una aparente “calma” durante el proceso electoral, pero por desgracia comprobamos después del 1 de julio que no era real, sino un simulacro “pactado”.
Por esta razón me atrevo a proponer a las organizaciones que empujaron el proyecto “Alcalde, ¿cómo vamos?”, a incluir un “Gobernador, ¿cómo vamos?”.
Este proyecto, empujado por más de 40 organizaciones empresariales y civiles, consiste en una plataforma con diez propuestas a los candidatos a las alcaldías de los nueve municipios conurbados de Monterrey.
Quiero repasar en este espacio algunos puntos de la plataforma que creo se han incumplido en los tres años que lleva la administración del gobernador Rodrigo Medina.
Policías honestos bien remunerados. Yo agregaría en este apartado la palabra “eficaces”, porque no es suficiente que sean honestos, sino que también tengan capacidad de realizar su trabajo.
Indicadores en verde en el Semáforo del Delito. Las recientes estadísticas de incidencia delictiva y los eventos de violencia en la capital nos regresaron a números rojos en una semana.
Ni un compadre incómodo más. En la administración de Medina ha habido servidores públicos incómodos, como en los casos del Instituto de Control Vehicular, Metrorrey y el Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado.
Aquí también podríamos incluir al papá incómodo del gobernador y hasta el suegro incómodo del contralor del Estado, Jorge Manjarrez, el encargado del correcto funcionamiento de la administración.
Nuestras calles para las familias. ¡Ups! Una vez más, las calles y los puentes ya son espacios del crimen organizado. Hasta en el municipio “blindado” de San Pedro, una sucursal del periódico El Norte fue atacada.
Los parámetros anteriores se revisan cada dos meses, pero llevamos tres años con Medina y las cosas están por los suelos.
Estoy segura que si fiscalizamos de la misma manera a la administración del Estado, como haremos con los nuevos ediles metropolitanos, el mandatario estatal cumplirá sus compromisos con acciones concretas.
También dejará de derrochar recursos en imagen y publicidad para aspirar a una calificación de 10, junto con el resto de los alcaldes electos.
Debemos tener ánimo y esperanza. Si usted y yo cambiamos la manera de mirar los problemas que nos rodean, también lo harán los que nos gobiernan.