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Héroes y heoínas con medallas

Cuando escribía estas líneas cuatro mujeres y dos hombres, representando a nuestro país, habían conseguido subir al podio de los Juegos Olímpicos de Londres 2012.

Todavía le resta una semana más a la justa deportiva y se espera que la Delegación Mexicana logre dos medallas más en las pruebas que faltan por llevarse a cabo.

Sin embargo, al igual que en cada evento mundial, viene la queja y reflexión de los espectadores.

Cuando escribía estas líneas cuatro mujeres y dos hombres, representando a nuestro país, habían conseguido subir al podio de los Juegos Olímpicos de Londres 2012.

Todavía le resta una semana más a la justa deportiva y se espera que la Delegación Mexicana logre dos medallas más en las pruebas que faltan por llevarse a cabo.

Sin embargo, al igual que en cada evento mundial, viene la queja y reflexión de los espectadores.

Por un lado nos preguntamos por qué nuestros atletas consiguen tan pocas medallas, pero también por qué se obtienen tan pobres resultados si se destinan grandes cantidades de recursos a la actividad deportiva.

Esto sucede principalmente por los vicios y estructuras anquilosadas que imperan en el deporte nacional, pero también por la corrupción o ineptitud de quienes están al frente de las instituciones que promueven o “apoyan” el deporte en nuestro país.

Tengo contacto con personas relacionadas con el tema y recuerdo la historia de un deportista mexicano que se fue a vivir a los Estados Unidos por el apoyo y la solidaridad que recibía en ese país.

Él contaba cómo en el deporte  de los clavados que practicaba existían en México limitaciones de aspectos tan básicos como la falta de escalones para subir a una plataforma.

¿Será mucho pedir que las instalaciones en México tengan los requerimientos mínimos para no poner en riesgo a los que entrenan?

Entre los deportistas mexicanos se cuentan historias terribles en torno a las incomodidades y situaciones de riesgo a las que se exponen en los viajes que realizan para participar en las competencias nacionales.

Las estancias en hoteles con cuartos malolientes, infectados por plagas de pulgas, localizados en zonas peligrosas de alta incidencia de robos.

Hay otros que cuentan la osadía que es conseguir que las autoridades autoricen los reembolsos y los apoyos económicos.

También tenemos el caso de las presiones o compromisos que existen en las federaciones, en donde no se sabe qué hace la autoridad para poner los límites a quienes tienen cercada las posibilidades de cambio y mejoría.

Y además, por qué se sigue favoreciendo a un pequeño círculo de compromisos.

Éstos son sólo algunos motivos por los cuales al final de cuentas las medallas son pocas para México, pero estas limitantes hacen que el mérito de los medallistas mexicanos sea mayor, porque sobresalen a pesar de las dificultades.

Ellos son auténticos héroes y heroínas de nuestros tiempos.

Adendum

Por otro lado quiero recordar que la semana pasada escribí sobre el estado de salud de la primera dama, Margarita Zavala. Comparto ahora que Margarita me llamó para aclarar que su padecimiento visual se debe a un asunto hereditario de parte de su padre y que lo han padecido varios hermanos y hermanas. Esperamos su pronta recuperación.

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