Italia en manos de un comediante
Italia celebró elecciones para renovar la cámara de diputados y de senadores. Después de 13 meses como primer ministro, el tecnócrata Mario Monti renunció en diciembre 2012 para dar pie a la formación de un nuevo gobierno. Dichas elecciones también marcaban el regreso de Silvio Berlusconi a la escena política italiana después de los escándalos que lo obligaron a mantenerse al margen del poder durante algunos meses. En este contexto, dos grandes alianzas de partidos parecían estar destinadas a competir por llevarse la elección.
Emilio LezamaItalia celebró elecciones para renovar la cámara de diputados y de senadores. Después de 13 meses como primer ministro, el tecnócrata Mario Monti renunció en diciembre 2012 para dar pie a la formación de un nuevo gobierno. Dichas elecciones también marcaban el regreso de Silvio Berlusconi a la escena política italiana después de los escándalos que lo obligaron a mantenerse al margen del poder durante algunos meses. En este contexto, dos grandes alianzas de partidos parecían estar destinadas a competir por llevarse la elección. La alianza de partidos de centroderecha, encabezados por Berlusconi y su partido el PDL, y la alianza de centroizquierda de Bersani y el Partido Demócrata. En un tercer lugar se encontraba el propio Monti con una alianza de centro respaldada implícitamente por Alemania.
Los resultados sorprendieron. En la Cámara de Diputados Bersani logró un pequeño triunfo de apenas .4%, que sería exponenciado por la ley electoral italiana que otorga mayoría a la coalición que haya ganado la elección, aunque sea por poca diferencia. El caso del Senado es muy distinto. Para empezar, la ley electoral italiana impide votar a los menores de 25 años, lo cual mantuvo la estrecha diferencia entre Bersani y Berlusconi, pero cambió los valores. Más allá de esto, en el Senado no existe la cuota que acompaña al triunfo en la Cámara de Diputados; en el Senado los curules se reparten proporcionalmente a los resultados. Como consecuencia, el Senado está dividido y sin mayorías. Como Italia es un sistema bicameral en el cual el Senado y la Cámara de Diputados están en equilibro de poder y se necesita formar mayorías para gobernar, la división crea un estado de ingobernabilidad.
Naturalmente, en estos casos los ganadores buscan hacer alianza con los senadores del partido que ha obtenido el tercer lugar. Sin embargo, contrario a todo pronóstico, ese lugar fue obtenido por el Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo, quien no está dispuesto a aliarse con ninguno de los grandes partidos.
Grillo es un comediante que ha sostenido una postura anti-partidista desde hace algunos años. En 2007, Grillo promovió la creación del Día V, un evento multitudinario que consistió en mentarle la madre al gobierno. Escritor de uno de los blogs más populares del mundo, Grillo se apoyó fuertemente en las redes sociales cuando el año pasado decidió crear un partido político no-ideologizado que sirviera para denunciar la corrupción e incompetencia de los políticos italianos. El Movimiento 5 Estrellas, nombre que se le dio, utilizó Internet para encontrar a sus candidatos y promover su mensaje antisistema. Sin embargo, los resultados en las elecciones del mes pasado sobrepasaron por mucho las expectativas del partido y tienen ahora a Italia en estado de parálisis.
Mientras tanto, Bersani busca desesperadamente llegar a un acuerdo con Grillo, pero es improbable que éste acepte, hacerlo sería un contrasentido que lo deslegitimaría ante sus votantes. Ahora, un partido que nació para denunciar a la partidocracia tiene en sus manos el futuro político de Italia.