Javidú sí ‘tiene madre’
Aunque en la tradición mexicana el abuso lo tengamos relacionado a la falta de maternidad con el clásico “no tiene madre” –muy sexista, por cierto-, hemos de aceptar algo que está saliendo a la luz de la opinión pública a raíz de la detención del ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte, a quien casi entre la burla y la crítica ya lo conocemos como “Javidú”, sí. Sí tiene madre.
Indira KempisAunque en la tradición mexicana el abuso lo tengamos relacionado a la falta de maternidad con el clásico “no tiene madre” –muy sexista, por cierto-, hemos de aceptar algo que está saliendo a la luz de la opinión pública a raíz de la detención del ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte, a quien casi entre la burla y la crítica ya lo conocemos como “Javidú”, sí. Sí tiene madre.
Entre las toneladas de información en Internet, una de las que más me han llamado la atención ha sido el vínculo que tienen sus familiares directos con el delito del que se le acusa: delincuencia organizada y lavado de dinero. Es decir, no sólo estamos hablando de su esposa Karime Macías y la red que se supone tejió que pasará a la historia con un capítulo que bien podemos llamar de este caso o de muchos otros como el del mantra en la libreta Montblanc: “merezco abundancia”.
Pero, lo más lamentable es comprobar una sospecha (yo que las odio con “odio jarocho” valga la redundancia y dado el tema) que a más de uno nos ronda en la cabeza sobre que el corrupto no nace. Se hace.
Que las redes que se gestan alrededor involucran mucho más a familiares directos de lo que podemos imaginar. No es justificación mucho menos excusa, pero cuántas de estas madres o padres han solapado, o servido, o vaya usted a saber qué a sus propios hijos.
Esto me recuerda a una teoría que tiene Antanas Mockus respecto a por qué no podemos crear en América Latina una cultura fuerte basada en el respeto a la legalidad y nuestra propia moral. Uno de sus argumentos tiene que ver con el “familismo” que podría definirse como una distorsión de lo que significa el apego a la “familia”. Lejos del debate conservador que todavía tenemos sobre cuál es la definición de familia, en cualquiera que se conciba -es decir, lo que sea que signifique para usted- lo que está en cuestión es cómo los latinoamericanos escudan en la protección del seno familiar los actos violentos, corruptos u otras conductas que rompen con los acuerdos colectivos, por tanto, con las relaciones sanas de una sociedad.
No está de más recordarnos que este tipo de conductas que crean evidentes patologías sociales hacen que seamos permisivos, pasivos o exageradamente flexibles con aquellos que roban en nombre de la familia. Porque no estamos hablando de robar un pan cuando en este país desigual hay personas que no tienen ni para el plato de comida diario, sino de aquellos que como se dice comúnmente “no tienen llenadera”, lo que significa que pudiendo vivir de un trabajo digno como es la función pública, porque lo es cuando se asume como una responsabilidad sagrada y no un privilegio del cual “sostener” la vida de lujos familiares a costa del erario público, no se hace y se abusa de ese “poder”.
Entonces, vienen las justificaciones, lo hice por “mi jefecita”, “por mis hijos”, “por mi esposa/esposo”, “por mis hermanos”, por… Pero no es necesidad, es “familismo” que echa raíces, que envuelve a otros, que incluso hace que la propia familia exija a quien ostenta el poder público o político a “hacerlo por ellos”. Ese amor obsesivo y descontrolado por creer que la familia ante todo, termina haciendo de “Nosotros los pobres” una “novela” convertida en “nosotros los delincuentes”.
Porque aunque hoy las cámaras apuntan directamente a este nombre con apellido y pueden salir algunos más entre conocidos, empresarios, proveedores, hay que ser claros sobre una de las enfermedades que alimentan a tales actos que sospechan ilícitos. Hoy, a María Cecilia de Ochoa Guasti, madre del acusado, se encuentra bajo investigación, ¿por qué? Por familismo. Habría que replantearnos, entonces, cuál es nuestro concepto de lo que significa la familia en el sentido estricto que de esta siguen dependiendo –como sigue siendo reflejo- de lo que pasa en la sociedad.