El polémico evento de este fin de semana, donde la alcaldesa Margarita Arellanes entrega la ciudad de Monterrey a Jesucristo, más que un acto religioso fue un evento político que tiene que ver con el proyecto de la panista.
Hoy el nombre de Margarita Arellanes está en boca de todos a nivel nacional, pero no por su desempeño como alcaldesa de Monterrey, sino por sus creencias religiosas y su muestra de fe hacia Dios.
Es cierto que la edil albiazul recibirá críticas y cuestionamientos de parte de los defensores del Estado laico, pero serán pocas si se les compara con las simpatías que le generará entre la población creyente de Nuevo León.
Ayer un exalcalde de Monterrey se lamentaba por no habérsele ocurrido un evento masivo como el que organizó este sábado la Alianza de Pastores a la alcaldesa regiomontana en la Plaza Zaragoza.
No es para menos.
Se estima que en Nuevo León la población cristiana evangélica supera el medio millón de personas, que en una elección constitucional puede ser la diferencia entre ganar o perder una contienda electoral.
Y si agregamos la gran influencia que gozan los pastores en las comunidades cristianas, ahora entendemos los verdaderos motivos que empujaron -no sólo a Margarita- sino a sus homólogos César Garza y Rodolfo Ambriz, a buscar el respaldo de estas comunidades que cada día aumentan su influencia en la vida política.
No es casualidad que en la administración municipal de Monterrey existan posiciones que son ocupadas por panistas que profesan una religión cristiana evangélica, como son la síndico Irasema Arriaga, Brenda Sánchez y Judith Díaz.
Vamos: hace una semana publicamos que hasta el dirigente estatal del PAN, José Alfredo Pérez Bernal, “El tal señor Pérez”, forma parte de esta comunidad religiosa con fuerte presencia en Nuevo León.
Felipe Enríquez y sus ‘huérfanos’
Ahora que el futuro de Felipe Enríquez estará en una embajada en tierras sudamericanas, el excandidato del PRI a la Alcaldía regia ha dejado en libertad a sus regidores de Monterrey para que busquen cobijo político con algún otro priista.
Los regidores del PRI de Monterrey, encabezados por Eugenio Montiel, Carlota Vargas y Arturo Pezina, se cansaron de no conseguir apoyo por parte del Gobierno del Estado para continuar con sus ataques contra la alcaldesa Margarita Arellanes.
Se sabe que Montiel Amoroso ha tenido reuniones, no solamente con la senadora Cristina Díaz, sino con los diputados federales tricolores Héctor Gutiérrez y Pedro Pablo Treviño, todos ellos aspirantes a la candidatura priista.
¿Qué ofrecen los regidores? Lealtad absoluta pero principalmente la posición ideal para lanzar una campaña feroz para desgastar a la edil panista y una de las principales aspirantes del PAN a la Gubernatura en el 2015.