La presencia de Andrés Manuel López Obrador en el Tec de Monterrey el jueves pasado rompió todos los paradigmas.
Los jóvenes que ya habían terminado clases y estaban en exámenes acabaron en dos horas con los pases para escuchar al candidato del Movimiento Progresista, que estaría al día siguiente en su institución.
Y luego, media hora antes del evento, el lugar ya lucía al 80 por ciento de lleno y la fila parecía no terminar.
A la entrada del candidato presidencial al Auditorio, lo inesperado pasó: los jóvenes se pusieron de pie y no dejaban de gritar a la llegada del candidato: ¡Presidente!, ¡Presidente!, ¡Presidente!…
Los aplausos interrumpieron en muchos momentos el discurso, al igual que en las preguntas y la despedida. Fue una entrega total.
Parecía la despedida a un artista y en donde las más de mil 800 personas se lo querían comer vivo, a tal grado que la ex Miss México, se tomó la foto con él.
Todo esto no sería sorpresa si estuviéramos hablando del candidato de la “derecha” mexicana, o el guapo del PRI que ha vuelto “locas” a las jóvenes.
Pero fue ni más ni menos que Andrés Manuel López Obrador, quien hace seis años fue visto como “un peligro para el país”.
Definitivamente que la reflexión es que los jóvenes necesitan una nueva forma de gobernar, alguien distinto al viejo esquema de candidato.
Y es que realmente no están contentos con el actual gobierno y mucho menos con un pasado que no conocieron.
Además, personalmente considero que estos jóvenes fueron tocados por la brutalidad de la inseguridad en las puertas de sus aulas, cuando dos compañeros de su institución fueron asesinados a manos del ejército mexicano por un error de guerra que la autoridad nunca supo, o no pudo, enmendar.
Un terrible acontecimiento que no paró ahí, sino como en muchos otros casos más, las autoridades montaron un teatro para hacer aparecer a los dos estudiantes como provocadores de sus propias muertes con el objetivo de lavar las manos de los militares.
Colocaron fusiles de asalto en las manos de los estudiantes caídos, como si se tratara de delincuentes.
Sin lugar a dudas, el error de las autoridades federales de no enmendar o tratar de darle una salida digna al terrible error de los militares, es un factor para que los alumnos del Tec volteen hacia Andrés Manuel López Obrador.
Está claro que los jóvenes ven una figura distinta en el candidato del Movimiento Progresista.
Los alumnos se están poniendo en sintonía con aquel que está retando a la autoridad establecida.
Es evidente que la juventud tiene más libertad y menos prejuicios que los más maduros, quienes llevan a cuestas, quienes cargan con un pasado que evoca una supuesta seguridad con el PRI como gobierno.
Pero que en realidad fue una falsa seguridad, una tranquilidad pactada.
El mundo y nuestro país viven momentos interesantes donde la juventud se está manifestando.