La gran crisis de Jalisco

Nos reportan que desde que Aristóteles Sandoval llegó al  gobierno, los jaliscienses salieron de “guatemala” para entrar a “guatepeor”.

Y es que si bien se puede entender que el gobernador del Estado pudiera no tener nada qué ver con el  asesinato del secretario de Turismo Jesús Gallegos Álvarez, lo que resulta inadmisible es que el gobernador no haya sabido a quién nombró para el cargo. 

Si Aristóteles no lo sabía, malo. Pero si lo llegó a saber… peor.

Tan grave es la crisis en Jalisco que el gabinete de seguridad en pleno viajó el sábado a Guadalajara por órdenes del presidente Peña Nieto. 

Un pacto al revés

Se entiende que los Estados libres y soberanos estén representados por sus respectivos Senadores en el Pacto Federal, pero lo que es toda una aberración es que un Senador se constituya en el “poder fáctico” de alguna entidad de la República. 

Y esto es precisamente lo que está ocurriendo también en Jalisco, en donde se asegura que quien lleva las riendas es el senador Emilio Gamboa a través de Arturo Zamora,  secretario general del Gobierno.

Perdido en el espacio

Aunque Miguel Ángel Mancera parecía que sería la revelación del año, para muchos el jefe de Gobierno del DF está resultando ser toda una decepción.

En la opinión no solo de los políticos, sino también de muchos ciudadanos, el gobernador capitalino anda distraído  en cosas que no tienen relación con el buen gobierno del Distrito Federal. 

Para los observadores ciudadanos y políticos, de seguir así la situación, el gobierno Mancera podría quedar totalmente rebasado y liquidado en menos de seis años. 

Exorcismo 

En el PAN siguen los enfrentamientos. 

Por un lado están los guardias del “santo sepulcro” de Felipe Calderón, que siguen esperando el milagro de su resurrección aunque ya pasaron más de tres meses.  

Y por otro lado están los que quieren exorcizar al PAN de los intentos de posesión del espíritu calderonista. 

Para llevar a cabo el  exorcismo los anticalderonistas se preparan con un ritual llamado “democracia”.

Saben que con solo escuchar la palabra se espantan German Martínez y Felipe Calderón.