Al menos que algo dramático suceda, Donald Trump será el candidato del partido Republicano a la presidencia de Estados Unidos. Contra muchos pronósticos, “The Donald” logró superar al establishment conservador y se ganó el voto de la gente en casi todos los Estados en las que hubo elecciones primarias.
Ahora ya no se trata de vencer a otro republicano, y todavía no se trata de cómo vencerá a la virtual abanderada del partido Demócrata, Hillary Clinton. La discusión está en quien lo acompañará en la boleta como su compañero de formula. Es decir, el candidato a la Vicepresidencia del gigante del norte.
Y pese a que han sonado distintos nombres, el ex precandidato republicano de origen afroamericano Ben Carson ventiló una lista extra oficial de posibles candidatos entre los que se encontraba; Marco Rubio, John Kasich, Ted Cruz y Sarah Palin.
Sin embargo, ante la figura tan controvertida de Trump, aunada a su falta de experiencia en el gobierno y sobre todo su lejanía con el circulo político de Washington, son más de una las voces que sugieren que una figura veterana y respetada del gobierno le daría ese elemento de legitimidad y tranquilidad al electorado estadounidense.
Fue ahí cuando el nombre de Robert Gates comenzó a hacer eco. Primero, en el circulo conservador del partido republicano y luego se filtró a la prensa.
Gates, de 72 años, es un veterano del gobierno estadounidense y es una de las voces más respetadas en política exterior. Sirvió bajo ocho presidentes, ambos republicanos y demócratas. Se trata de una figura emanada de la CIA durante los años de la Guerra Fría, de la cual se convertiría en director con George H.W Bush. Y se retiró con honores del gobierno por segunda ocasión en 2011 cuando le presento su renuncia a Barack Obama como secretario de la defensa, poco después del operativo ejecutado por los Navy Seals en el que fue abatido Osama Bin Laden.
Ha sido el único jefe del Pentágono que ha servido bajo dos presidentes de diferente partido de manera consecutiva.
El originario de Kansas, se ha caracterizado por ser una voz critica y respetada. Así lo constato en su libro “Duty: Memoria de un secretario en guerra”, en donde criticó tanto a la administración de George W. Bush como a miembros del gabinete de Obama. Casualmente, Hillary se salvó de los embates que el ahora presidente de los Boys Scouts of América y miembro del consejo de administración de Starbucks repartió a diestra y siniestra, incluso la llamó su mejor aliada en el gabinete de Obama.
Hombre de todas las confianzas de la familia Bush, la figura de Gates recuerda mucho a la de Dick Cheney, quien fue secretario de la defensa con Bush 41 y vicepresidente con Bush 44. Y si bien el veterano comparte algunas particularidades con Trump, como la de no tener “pelos en la lengua”, su nominación significaría un golpe de timón en la estrategia de campaña del multimillonario neoyorquino y tomaría más fuerza y seriedad.
Si fuera así, Trump haría bien en seguir la máxima de Gates: “Nunca pierdas una buena oportunidad de callarte”.