¡Por supuesto que esa no era una razón, más aún cuando recordé como caminaban arrastrando los nudillos sin dejar de golpearse el pecho lanzando gemidos de horror en el campus universitario! No, no, el desalojo no respondía, en modo alguno, a un llamado al patriotismo ni a nada comparable.
Pensé entonces que la Secretaría de Gobernación había convencido a los vándalos de la conveniencia de cancelar el allanamiento al ofrecerles una generosa cantidad de dinero para que por primera vez en su vida pudieran comer caliente. No, tampoco me pareció que por ahí pudiera encontrar una explicación satisfactoria a mis inquietudes, puesto que de tiempo atrás había entendido que su actitud, respondía a intereses ocultos. Una mano negra estaría meciendo la cuna, puesto que esos haraganes eran incapaces de escribir su nombre sin cometer faltas de ortografía.
Caí entonces en cuenta de que Osorio Chong habría descubierto quién estaba organizando la invasión a nuestra universidad para amarrarle las manos y mostrarle los riesgos de su conducta. Si fue o no fue AMLO quien instruyó a sus propias tribus para que abandonaran nuestro más prestigiado recinto académico, bien se pudo deber a que la Secretaría de Hacienda puso en sus manos el resultado de sus investigaciones relativas a su patrimonio mal habido con el que se financió en los últimos 12 años de campañas populistas.
La inmovilidad quedaría estonces garantizada. De no haber sido AMLO, sepultado de tiempo atrás en un sospechoso mutismo, el responsable habría sido de cualquier manera descubierto y convencido de cancelar dicho allanamiento. De cualquier manera Gobernación se apuntó un tanto importante.
Lo que no se puede ocultar es la precipitación de la autoridad para contener a los violentos y a los incendiarios de cara a la visita del presidente Obama al Distrito Federal, quien se negó a ser recibido en cualquiera de nuestras playas para evitar cualquier peligro en la ciudad más poblada del planeta. La negociación fue fulminante y acertada para evitar conflictos mayores durante la visita del Jefe de la Casa Blanca. Claro que ni Peña Nieto ni cualquier mexicano con dos dedos de frente, quisiera ver en las primeras planas de los periódicos de todo el mundo fotografías de los visigodos domésticos lanzándole cócteles molotov al paso del presidente yanqui. Queremos mostrar el perfil de un México pacífico y entusiasta que reconstruye dinámicamente su futuro.
Muy pronto habremos de saber cuáles fueron las razones que permitieron llevar a cabo el desalojo de los encapuchados un día antes de la visita del presidente Obama…