Lo dicho… hay jerarquías
Con permiso a los 'villamelones'
Esta frase que parece absurda queda como anillo al dedo a los frustrados “Colchoneros” que se sintieron campeones por un buen rato.
El gol del Uruguayo Diego Godín, aprovechando una rarísima mala salida de Iker, los puso a soñar, a ellos, a la enorme fanaticada del “Aleti” y a todos los millones de telespectadores, desde fanaticazos hasta ocasionales “villamelones” que gustan siempre de ir con el más débil, con el David retando al Goliat.
Alfredo Domínguez MuroCon permiso a los ‘villamelones’
Esta frase que parece absurda queda como anillo al dedo a los frustrados “Colchoneros” que se sintieron campeones por un buen rato.
El gol del Uruguayo Diego Godín, aprovechando una rarísima mala salida de Iker, los puso a soñar, a ellos, a la enorme fanaticada del “Aleti” y a todos los millones de telespectadores, desde fanaticazos hasta ocasionales “villamelones” que gustan siempre de ir con el más débil, con el David retando al Goliat.
Era apenas el minuto 36, el Atlético, todo motivadísimo, se mete a no dar espacios ni concesiones, a pelear cada pelota y no entregar ni un centímetro de la cancha de Lisboa, sede de la finalísima de esta Champions 2014 que España recordará por siempre con sus tres equipos (Real, Atlético y Barça) de cuatro semifinalistas metidos hasta el cuello, el otro era el Bayern humillado por el Real.
Al minuto 89, Diego Simeone, artífice de la enorme temporada que vive el Atlético, “SU” momento, avisa desde la banca que solo restan cinco minutos, los de la prórroga, muchos de esos millones de simpatizantes por el “Aleti” preparaban el grito de júbilo, otros cientos de miles se alistaban a celebrar en Madrid en la Fuente de Hércules, la de Cibeles es propiedad exclusiva del Real. Si habían podido sostener la ventaja todo ese tiempo, cinco minutillos eran lo de menos, solo que del lado de enfrente estaban los poseedores de…
La jerarquía absoluta del ‘fut’…
El Real Madrid que, como señalamos el viernes, vive de forma costumbrista esto de ser el favorito, al que todos aspiran a ganarle, al que todos los rivales se le subliman, al que todos, absolutamente todos, salen a jugarles a tope, sin guardarse nada y hasta se subliman solo para regresar al oficio de su nivel una semana después ante cualquier otro rival.
Esta es la verdadera razón por la que muchos millones en todo el planeta, pero principalmente en Madrid, esperábamos esa reacción del Real, lo intuíamos por default, así lo comentamos en este espacio.
Cierto, no hay invencibles ni perfectos, pero la jerarquía manda y mata en el momento propicio, por esto el cabezazo certero, contundente, letal, del defensor convertido en ariete desde hace varias semanas, Sergio Ramos, no se festejaba como ..
El empate que no fue…
Sino como la punta de lanza que abre el camino a las huestes enteras del madrilismo furibundo, ese que en dos tiempos de 15 minutos le pasa por arriba al gallardo “Aleti”, absolutamente desconcertado, entregado, como flotando en el campo.
El cabezazo de Ramos los mató, los dejó fríos y vacíos anímicamente, ya no había más qué hacer.
Al Real Madrid para derrotarlo hay que superarlo sin dejar una sola rendija, de otra forma ellos, lección aprendida de los alemanes a los que superan en Ocatavos (al Schalke), Cuartos (al Borussia Dortmund) y Semis (al Bayern) se levantan y te matan.
Por esto ese empate temporal solo sirvió para regalarnos 30 minutos del “Concierto del Real”, y para prolongar la agonía del Atlético al que se le fue el título que sentían en la bolsa.
Fue un minuto el que le faltó al Atlético, ese único pequeño desconcierto, ese es el minuto que faltaba para el silbatazo final. Al empate del Real, los del “Aleti” se desmoronan, se vacían, están liquidados.
Mi Bale… ¿What?
Son ya dos títulos que el galés Gareth Bale ha disfrutado enfundado en la casaca del Real Madrid.
Hace unas semanas, rubricando con tremenda carrera de más de 50 metros, llevándose a cinco minutos del final “entre las patas del caballo” al lateral improvisado del Barça, Bartre, para luego aguantar la salida del guardameta Pinto, anotando un gol de bandera que le da al Real el título de La Copa del Rey sobre su archirrival Barcelona.
Este sábado, acompaña el esfuerzo para rubricar con un certero cabezazo el rechace del arquero Courtois a tiro de Di María, el gran mérito del galés es haber acompañado siempre la jugada.
Al final, eufórico y conciente de su aporte en los goles que definen los dos títulos de Real en esta campaña histórica, grita sin pensarlo: “… yo hubiera venido aquí por un penique…”
Bájale mi Bale, ¿a poco van a devolver los 100 millones de euros que se pagaron por ti?
Así las cosas pues, lo dicho el viernes, el Madrid era favorito (al menos desde mi punto de vista) por la jerarquía que saben imponer en los momentos más críticos. El Atlético celebra y bien esta temporada sorprendentemente, histórica, solo que ellos llegan sorprendiendo a todos, hasta ellos mismos, al ring en el que suele pelear el Real Madrid.
Y para finalizar, el MADRID se impone en la más importante batalla… al “otro equipo” de Madrid… Así de fácil.