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No es referencia a algún cuate que después de un tiempo se “sale del clóset” que algunos morbosos y chismosos ya están pensando, este clóset es otro, es el del olvido, la indiferencia, el sentirse borrado pues.
Tuvo que venir un momento más allá de lo crítico y desesperado cuando “sus” Chivas allá en Puebla lo dominaban todo, como ha sido costumbre, menos el marcador, como también ha sido costumbre, para que “Chepo” de la Torre buscara variantes, una con Fernando Arce que da pena, y otra, ya de última, haciéndole voltear a la banca y observar, acordarse, que tenía ahí sentado y rumiando frustración por no jugar ni en “el que mete su gol para” a Érick “Cubo” Torres.
A Érick lo tenían borrado, olvidado, como metido en un clóset, lo meten a jugar esperando “algo”, un cambio, un golpe de suerte, una jugada salvadora y en lugar de esto, el “Cubo” se convierte en un auténtico revulsivo que le cambia el rostro a Chivas.
Ya los dos goles a su contabilidad son una consecuencia de esa inyección anímica que contrasta, por supuesto, con el patético desempeño del segundo cambio del Guadalajara, el otrora súper mediocampista Fernando Arce, cuya brújula está perdida.
El miedo al ridículo
El “Cubo” entra no solo como recurso ofensivo, sino que de inmediato se siente su presencia, levantando el ánimo con tintes de desesperación y hasta frustración de unas CHIVAS que salen a dejarlo todo en cada jugada, muerden, recuperan, se lanzan al frente, dominan, controlan, alcanzan los límites del área y ahí comienza su némesis.
No le atinan ni a la portería, vuelan disparos, el último pase es impreciso, y el miedo al ridículo hace que nadie se comprometa a tratar de culminar jugadas en gol.
El Guadalajara es dueño pleno del partido hasta que, en este caso Puebla, logra hilvanar un avance y su cuadro bajo se hace mantequilla.
Jair Pereira, que llegó como sólido refuerzo, comete una estupidez tamaño cagüama, provocando un penalti sin objeto alguno.
Aparece Luis Gabriel Rey que había estado borrado, para convertir y poner a Chivas al borde del desencanto.
Sin endiosarlo
Con ese escenario entra el “Cubo”, renueva con su enjundia el ánimo perdido y en dos rebotes mete los goles que dan la vuelta y regresan el alma al cuerpo de los millones de Chivas por todos lados.
Resultado justo, es cierto, pero la justicia del fut la dan solamente los goles.
El “Cubo” fue cortado por una de las tantas inoperantes directivas de Chivas, que hoy pagan por esos desplantes de los dueños empeñados en que “no pasa nada” y en que cada proyecto es una gran idea de Jorge y Angélica, que dura tanto como el estado anímico de los dueños.
Así se fue el “Cubo” en el 2013 a lo que quedaba de Chivas USA, otro proyecto futbolísticamente fallido pero económicamente impecable.
La venta de la franquicia le reditúa a Jorge y Angélica muchos millones de dólares a la buchaca de las utilidades.
Siendo un equipo de los más malos de la MLS, sin presión alguna, el “Cubo” mete 15 goles en 23 partidos, cuando en uno de tantos actos intempestivos, Jorge Vergara dice que va a repatriarlo, la MLS le pone precio alto, Jorge revira y consigue solo un préstamo o alquiler a precio alto.
Al llegar a Chivas no le alcanza para competir, a criterio de “Chepo”, con los que a pesar de no meter goles se mantienen como titulares en la pinchurrienta (meten goles a cuentagotas) delantera Chiva.
Ni la sequía que vive Omar Bravo, las lesiones e inconsistencia que ha tenido el buen Aldo De Nigris, o la furia sin orden de “Fierrito” le abren espacio al “Cubo” Torres, que regresa a ser “Cubito”.
Seguramente muchos de sus cuates le dicen que mejor “ahí muere” y se regrese a jugar a los “Yunaites”, que allá los gringos si lo quieren y le reconocen su calidad.
Hasta que llega este sábado 14 de Marzo en que lo meten como recurso de lágrima, su compromiso consigo mismo, más que con Chivas y su hambre de ser, le cambia el rostro al Guadalajara.
Ya sus dos goles son una consecuencia de esta feliz coincidencia, no lo duden, Miguel Herrera lo llamará al Tri.
Guardado ‘se come’ a Ronaldinho
Solo para reflexionar, la muestra de gratitud y admiración de la fanaticada del PSV Eindhoven para con “nuestro” Andrés Guardado, es un reflejo fiel de su entrega, pundonor, profesionalismo, actitud ganadora hasta en momentos adversos del futbolista mexicano.
Esta rectitud de Andrés contrasta con la falta de compromiso y vergüenza del figurón Ronaldinho, al que el técnico Víctor Manuel Vucetich decide dejar en Querétaro, o en donde haya una fiesta cercana, y no llevarlo a Toluca, en donde los Gallos Blancos de Querétaro tuvieron para ganar.
Cierto, los Gallos pierden en tiempo de compensación, pero el compromiso del grupo se ve clarito, contrastando con la ligereza, con la actitud de menosprecio y cero compromiso que el otrora jugadorazo “Dinho” demuestra nada más verlo.
Sí, ya impactó, vendió camisetas, hizo dos que tres filigranas en la cancha, seguramente es tiempo de dejarlo ir, mucho ayuda el que no estorba… Así de fácil.