Los fantasmas del Abierto
Les saludo desde el Abierto Mexicano de Tenis que terminó con dos grandes Finales, si tomamos en cuenta que en la Final damas hubo mucha intensidad.
Por el lado de los hombres, que finalmente es el torneo más grande, es el que marca el Abierto Mexicano de Tenis, recuerde usted que el Abierto Mexicano es un torneo 500, es decir el tercero de muchos niveles en cuanto a premios, en cuanto a prestigio, en cuanto a los nombres que vienen, y en el de mujeres no hay presupuesto para hacerlo de mejor nivel, ese es el punto.
Alfredo Domínguez MuroLes saludo desde el Abierto Mexicano de Tenis que terminó con dos grandes Finales, si tomamos en cuenta que en la Final damas hubo mucha intensidad.
Por el lado de los hombres, que finalmente es el torneo más grande, es el que marca el Abierto Mexicano de Tenis, recuerde usted que el Abierto Mexicano es un torneo 500, es decir el tercero de muchos niveles en cuanto a premios, en cuanto a prestigio, en cuanto a los nombres que vienen, y en el de mujeres no hay presupuesto para hacerlo de mejor nivel, ese es el punto.
Pero el Abierto Mexicano de Tenis de este fin de semana, en donde la organización hace una gran tarea y por cierto nos atienden muy bien, le diría que el precio costo-beneficio es extraordinario, tenemos aquí a varios de los grandes jugadores del mundo.
De hecho de aquí, Dominic Thiem, este austriaco que ganó finalmente el Abierto, se va a meter entre los 10 primeros.
Pero al Abierto Mexicano de Tenis le comienzan a salir sus fantasmas, y le diría que el fantasma más peligroso que tiene el Abierto se llama indiferencia.
Ante la falta de pasión, porque no hay grandes figuras a la que seguir, grandes figuras me refiero a jugadores famosos, aquí David Ferrer por ejemplo se ha convertido en un ícono, pero no podemos vivir dependiendo de David Ferrer, como en su tiempo se dependió por ejemplo de Rafael Nadal, que surgió de aquí.
Los fantasmas de la indiferencia se dan el día de ayer, cuando llegan dos jugadores jóvenes que están surgiendo, que están emergiendo y que nos dan una gran Final, pero hay un punto importante en este caso.
Mucha gente desconocía a los dos jugadores, a Bernard Tomic, pero para mi más importante, a Dominic Thiem.
Alguien gritaba desde la tribuna: “arriba el verde”, y conste que no estamos hablando de un tema político, estamos hablando de un jugador que venía de vencer a Rafael Nadal, de ganarle a Nicolás Almagro, que venía no de estar en el Top 20, sino en los primeros 15 del ranking de la ATP y que se va a meter a los primeros 10.
A la organización le falta esto, le falta acercarse a la gente que viene. La gente que venimos al Abierto, para bien o para mal, yo diría que para muy bien, venimos a ver a grandes jugadores, a ver un gran torneo, pero no tenemos pasión ante la falta de mexicanos, que no es culpa del Abierto.
Esto es culpa de una Federación Mexicana de tenis que estafeta tras estafeta ha apostado por la mediocridad, por sentarse en el agua calientita, recibir sus cuotas, clubes sociales y deportivos comodones, mediocres, con entrenadores que no se preocupan por mejorar y con alternativas para niños y jóvenes que no alcanzan la disciplina de este torneo.
Por eso no es casualidad que tampoco Estados Unidos tenga grandes jugadores entre los 10 primeros, siendo el gran generador de talento hasta hace unos años y que sean los países de Europa del Este, los países de los Balcanes los que estén surgiendo con un factor que empieza con h y termina con hambre, ese es el punto, pero no es culpa del Abierto, el Abierto hace lo suyo.
Cuando el pobre tiene para carne, pues resulta que es vigilia. Cuando tenemos un extraordinario torneo de tenis, no tenemos desde hace 20 años, un jugador que lo soporte y no lo necesita.
¿Qué le falta a la organización?: humildad, humildad y humildad.
En vez de decir: “el señor fulano a la derecha y el otro a la izquierda”, hay que platicar con la gente en el estadio y decirle “este Dominic viene de ganarle a Nadal, vamos a presentarlo es un jugador que puede ganar el Abierto”, y este “Bernardo”, como le gritaban ayer, también está en el Top 20 y podría estar ahí un buen rato y que el año que entra si viene, nos sorprendería estando en el Top 10.
Esto es lo que necesita el Abierto, porque al final de cuentas le aparecieron sus fantasmas. No hay pasión, no hay emoción, mucha gente no sabe a quién irle, pero esto no es culpa, insisto, de la gente que viene con su entusiasmo, esto es finalmente algo que el Abierto tiene que hacer en su tarea, si quiere mantenerse en el nivel que ha tenido 23 años.
Así las cosas pues, una Final digna del Abierto, fue mejor Final que la del año pasado Ferrer-Nishikori, fue una mejor Final en cuanto a nivel.
Pero qué pasó, en el deporte espectáculo necesitamos un pequeño gran detalle: Emoción y pasión.