Tres errores garrafales de un Tri que cuando ganaba 2-0 se tira a la hamaca en lugar de tirarse a matar como los grandes, los trinitarios lo perciben y sin nada que perder sacan la casta y como fantasmas negros, nos envuelven y se nos viene la noche, hasta que el capitán Guardado al 88’ saca el orgullo y la casta con un tirazo soberbio que si bien no nos da el liderato, sí nos regresa el alma al cuerpo.
Y ya de salida Héctor Herrera, el jugadorazo quien presiona para que los de Trinidad metan el autogol que nos regresa el orgullo y nos levanta la frente, solo para que al final, en un córner que regalamos nadie marque en el centro del área para que nos rematen entre Oribe, “Maza” y compañía a boca jarro, imperdonable.
Todos confiadotes
Ibamos 2-0 arriba con los goles de Paul Aguilar y Carlos Vela en el minuto 10 del segundo tiempo. Nuestro Tri navegaba como en aguas tranquilas, viento a favor, casi sin oleaje, solo un poco para mecer el barco que enfilaba a buen puerto, ese que nos daba el primer lugar del grupo para ir a enfrentar a Panamá, mientras los de Costa Rica rezaban invocando un huracán.
Carlos Vela la hace, queda solo y en la definición del que hubiera sido el 3-0 la manda fuera a segundo poste.
¡Tres errorsotes!
Los nuestros se relajan, algunos piden piñas coladas con algo de piquetón, lentes oscuros, peinados a la moda tipo el nuevo de “Memo” Ochoa o ese estridente de Yaser Corona, entre indio Tomahawk y roquero de barrio, es igual, nos fuimos a la hamaca antes de tiempo.
Aparece ese huracán invocado por los ticos para evitar el choque directo en Cuartos de Final con nuestro Tri, los de Trinidad y Tobago se lanzan por lo que sea y así aparece ese error nefasto, el imperdonable, el que se da con la confianza excesiva de DIEGO REYES, que pierde el balón cuando el equipo va saliendo.
La peor forma de perderlo en el momento menos oportuno, si es que hay momentos oportunos para esos errores de falta de concentración. Jones la roba, pase a Cummmings que no perdona, es el 2-1…
Y nuestro Tri se pierde…
Se hace chiquito como hace años no ocurría, se desaparecen del partido, los trinitarios lo dominan todo, el control de las pelota, el ritmo, los nuestros son como espectros, testigos mudos, así aparece Jones en otro balón perdido en salida para el 2-2 y se nos viene la noche.
El equipo se descompone, pierde referencias, no hay quien recupere calma y control, nos falta ese señoron que no tenemos, el que ponga orden, el de una voz fuerte, el estilo “Rafa” Márquez de hace rato, así cada uno toma por su lado, los de Trinidad y Tobago huelen la sangre y se tiran a matar, así pisan una vez mas el área de “Memo”, dándose lujos como un pase con el pecho que deja el balón a modo, sabroso, botando para la llegada de Cummings que mete la pierna con la decisión que nosotros perdimos desde ya hacía rato, desde el primer gol trinitario, el chutazo de Cummings es tremendo, letal y nos dan la vuelta.
¿En dónde estaba el Tri?
Parecía que los nuestros solo flotaban, por ahí del 30’ del segundo tiempo Trinidad estrella otra en el palo, era el 4-2 que nos mataba, no entró de puro milagro.
Vienen los cambios de Miguel Herrera, entra Esquivel, Oribe y solo faltó que el “Piojo” se calzara los tacos, no hubo quien pusiera orden.
Faltando 10 minutos aparecen esbozos de aquel dominio de los últimos 15’ del primer tiempo, los nuestros asumen riesgos, ya muy tarde, el estadio se convierte en un silencio absoluto, nadie la cree, ni el “Piojo”, ni Baños, ni los que estaban ahí ni millones que lo veíamos por la tele, teníamos el juego en un puño, la voluntad y coraje de los de Trinidad y Tobago nos hizo pedacitos, los nuestros se cayeron de la nube.
¿Y después?
Cuando parecía que teníamos todo resuelto con ese 4-3, en el tiempo de compensación nos vuelven a robar en despoblado, otro errorosote de marcación en ese córner tan predecible, falta de concentración, dura lección que no puede repetirse en las siguientes fases.
Ahora viene Costa Rica más que motivados después de levantarse casi de la tumba.
En verdad, ya no se pueden tener tantas desatenciones, errores elementales, faltas de concentración y falta de un liderazgo en la cancha, no se puede regalar tanto como lo hicimos esa noche negra ante los Fantasmas Negros disfrazados de jugadores de Trinidad y Tobago… Así de fácil.