De entrada Nueva Orleans culmina cuatro años de trabajo intenso para presentar a partir de este domingo la nueva cara, la nueva realidad de esta zona tan castigada en agosto del 2005 por el huracán Katrina que le cambió la vida no sólo a la ciudad y la región sino a cientos de miles de sus habitantes que hoy todavía no regresan y quizá nunca lo hagan, Nueva Orleans se ha reinventado, modernizado, actualizado sin perder su esencia de comunidad y orgullosa de su tradición que asimila las culturas Francesa, Española, Británica, Caribeña y principalmente Norteamericana, hoy la comunidad entera, los que se quedaron a reconstruirse desde sus comunidades y barrios anegados hasta los que han regresado nos entregan lo mejor a quienes venimos a ser testigos de este maravilloso resurgimiento.
Y ya en la cancha tendremos el contraste eterno del paso inclemente del tiempo que no perdona a nadie, ni siquiera al formidable defensivo Ray Lewis que tras 16 intensas temporadas dice adiós el domingo “Pase lo que pase”, mientras que los 49ers presentan como en baile de graduación a su novato sensación de segundo año, el quarterback Colin Kaepernick como líder enarbolando la bandera de los millones de fanáticos y aficionados ocasionales de San Francisco en busca de su sexto título, y por si fuera poco, el “Sol y Sombra” se da en esta misma escuadra cuando Alex Smith, titular indiscutible hasta la semana once de esta campaña es hoy el sustituto de Kaepernick y que no me digan que lo hace con “espíritu de equipo”, es un ser humano que hoy vive rumiando su frustración.
Ravens y 49ers nos entregarán, al menos en el papel un juego cerrado y emocionante, sin embargo no olvidemos que de 46 Superbowls jugados a la fecha y sólo unos 15 han cubierto la expectativa en la cancha porque fuera de ella el Superdomingo es cada vez más grande, más impactante, es ya un día nacional en Estados Unidos y hasta en México acapara una gran atención, el Superdomingo es hoy un evento de enormes proporciones promocionales, de espectáculos, convocatoria, paraliza a Estados Unidos, tremenda mercadotecnia, luminarias, shows y eventos especiales, en el que… ¡hay un juego final de NFL!
Mejor que no me inviten
Llegan tres invitaciones de la Liga: la primera para el desayuno del Salón de la Fama en donde en una mesa para 10 personas se garantiza la presencia de dos elementos del recinto de los inmortales, sólo que para los otros ocho lugares hay que pagar 970 dólares por lugar, cierto, no es desayuno es lunch, pero a esos precios mejor me compro un libro. Y más adelante es el lunch del jugador más destacado de la NFL, aquí por sentarse a platicar con varios miembros destacados de la Liga el costo es solamente de 250 dólares por lugar, la verdad necesitaríamos ser muy fanáticos porque simplemente el pensar en lo que se va a pagar hasta el hambre se nos quita.
Para pingüinos
Digno de destacar que la Liga nos ha ofrecido un tip para cubrir con comodidad el partido del domingo y es que el palco de prensa está situado en lo más alto del domo a un lado de los enormes aparatos de aire acondicionado, así que habrá que ir preparados para un frío Superbowl cuando menos allá arriba.