Recuperar la memoria (Parte I)
En memoria de Jorge y Javier.
Dicen que la memoria es selectiva. De serlo, en el hito urbano de nuestras tragedias, la tenemos muy corta. ¿Cómo es que hemos creado un país resistente a sus peores recuerdos? Por supuesto, que casi como “mecanismo de defensa colectivo” no se esperaría que estemos estancados sólo observando las heridas, pero sí que esa memoria nos esté sirviendo para cambiar las cosas.
Indira KempisEn memoria de Jorge y Javier.
Dicen que la memoria es selectiva. De serlo, en el hito urbano de nuestras tragedias, la tenemos muy corta. ¿Cómo es que hemos creado un país resistente a sus peores recuerdos? Por supuesto, que casi como “mecanismo de defensa colectivo” no se esperaría que estemos estancados sólo observando las heridas, pero sí que esa memoria nos esté sirviendo para cambiar las cosas.
El asesinato de Jorge Mercado y Javier Arredondo se sumó a miles de nombres y apellidos en impunidad en una de las décadas más sangrientas en México y, sobre todo, en el norte del país. Por equivocación, militares les dispararon en una de las puertas de entrada del Tecnológico de Monterrey. Pero algo más, los hicieron pasar por sicarios ante los ojos de todos. Por eso, ahí no sólo murieron ellos, murió también la credibilidad de quienes se supone velarían por sus alumnos y no por la honorabilidad. Se terminó la expectativa de pensar que la milicia en las calles era indicador de estar protegidos o como escribiría Daniel Ordaz, “empecé a desconfiar de la institución que más respetaba”.
Este año, me he dado a la tarea de preguntar cómo este suceso cambió a algunos de sus congéneres.
Es el hecho que me hizo volcarme hacia lo público. El fenómeno de violencia y la vulnerabilidad que como estudiantes teníamos (tenemos) frente a él me hizo sentirme parte de algo más grande: Un reclamo generacional que no se había expresado sobre los peligros y amenazas de una política pública tan equivocada para el futuro de nuestra sociedad.
Gracias a eso nos encontramos tú y yo en la vida. Todos los días, espacio al que voy, Jorge y Javier están en mis pensamientos. No estamos en esto solo para ser testimoniales, estamos para ganar y reivindicar la memoria de dos compañeros a los que les arrebataron su vida (Antonio Atollini).
Justo, esa madrugada estaba en el Tec haciendo tarea con unos amigos. (Yo no estudie ahí, pero ahí estaba). Nos dejaron salir a las 6:00am de las instalaciones. Entre la incertidumbre de no saber que había pasado, haber escuchado los balazos, y que se corrieran muchos rumores de lo que estaba pasando y no. Afortunadamente, en mi casa, estaban dormidos y no se enteraron de lo que sucedió hasta la mañana. Después de eso. A mis papás les pesaba mucho que yo quisiera desvelarme para hacer tareas… (Eduardo Ortiz)
Yo no fui estudiante de ITESM pero vivía relativamente cerca de la zona Tec. Recuerdo mucho esa noche porque yo creo que es de las primeras veces que escuché balazos. Se escuchaba hasta mi casa y estaba preocupada porque sabía que familia y gente querida andaba en la calle a esa hora. Para mí eso fue uno de los episodios de mis últimos tiempos por allá donde de verdad pensé “¿y ahora? ¿de verdad está valiendo madre todo esto? ¿qué está pasando?”. Creo que es de esas cosas que nunca se me van a olvidar. La corrupción en su máximo esplendor y la facilidad para maquillar la realidad (Christian Alanís)
Se me reventó la burbuja y se nos abrió los ojos ante la magnitud del problema de violencia y violaciones a los derechos humanos. Fue uno de los motores que me impulsó a activarme en temas de derechos humanos. A partir de eso como colectivo que le hemos dado seguimiento al caso hemos aprendido a hacer activación política en las calles y sobre impartición de justicia. Aprendí por el acercamiento con los padres de Jorge y Javier a dar acompañamiento a familiares de víctimas de otros casos.
Vimos que la impunidad existe y que las instituciones a veces son las mismas que no permiten que se resuelvan los casos. Se va a continuar el trabajo para seguir limpiando los nombres de Jorge y Javier (Merle lliná).
A la distancia, creo que fue un auge que no encontró el suficiente eco, ni en el gobierno ni en la sociedad, muchas de esas organizaciones (que se formaron a raíz del asesinato) ya no existen o sus miembros han cambiado. Siguen faltando Ciudadanos de Tiempo Completo, tenemos que seguir trabajando en construir ciudadanía, no importa cuáles sean sus intereses, actividades profesionales y familiares, todos somos ciudadanos. Por eso nuestra frase, el mundo cambia un #Ciudadanito a la vez, todo lo demás es romanticismo o política (Cecilia García Montoya).
¿Qué fue de la Ciudad después de esto? …