México DF: ¿Ciudad Global?
El fenómeno se debe en parte al desarrollo de tecnologías de la información y con ello el aumento en la movilidad y la liquidez del capital que han tenido como consecuencia una redistribución del poder. Por siglos, estos flujos de capital, mercancías y personas se dieron en el ámbito de lo nacional, dentro de los límites del Estado, esos límites hoy no son más.
Emilio LezamaEl fenómeno se debe en parte al desarrollo de tecnologías de la información y con ello el aumento en la movilidad y la liquidez del capital que han tenido como consecuencia una redistribución del poder. Por siglos, estos flujos de capital, mercancías y personas se dieron en el ámbito de lo nacional, dentro de los límites del Estado, esos límites hoy no son más.
Particularmente importante es el ascenso de las Ciudades Globales. Aquellas ciudades que por su importancia económica, estratégica, política y cultural sobresalen en sus regiones y se interconectan entre ellas. Centros de conocimiento y poder, las ciudades globales son el motor de la nueva economía mundial.
Dentro de ese contexto, México DF fungió como el centro económico y cultural de América Latina por mucho tiempo. Sin embargo, su importancia en la región se ha ido diluyendo. Ahora, ciudades como Sao Paulo, Río de Janeiro e incluso Miami han ido tomando su lugar.
Por muchos años abandonada y sin un proyecto claro, el DF fue perdiendo importancia porque entre otras cosas es poco atractiva hacía las clases productivas. No solo la calidad de vida (transporte, seguridad, servicios) resulta poco tentadora sino que también el DF se ha olvidado de propulsar la innovación y la creación y por ello ha dejado de atraer capital humano.
Esto no deja de ser primordial. Las Ciudades Globales compiten unas con otras por atraer el talento. Sobre todo, las ciudades han puesto énfasis en la construcción de vínculos entre las universidades, los centros de investigación, las empresas privadas y el gobierno. Se trata de crear nichos de creación de conocimiento y tecnología que puedan ser aprovechados para el desarrollo económico de la ciudad.
En México todavía tenemos una noción purista del conocimiento. Existen pocos vínculos entre la investigación, la academia y el sector privado. Esto impide la creación y el desarrollo de nuevas tecnologías. Existen sin embargo, excepciones, casos exitosos como los de Monterrey y Querétaro que demuestran que cuando los sectores públicos y privados logran conjuntar esfuerzos, los resultados siempre son positivos.
El DF por su parte sigue rezagado en esta materia. Tres son los aspectos fundamentales para transformar esta realidad: a) Crear vínculos entre la academia y el sector privado, b) relajar las barreras regulatorias que impiden la creación de nuevos negocios y c) mejorar la protección de la propiedad intelectual.
El exjefe de Gobierno Marcelo Ebrard tenía muy clara la necesidad de convertir al DF en un actor competitivo entre las ciudades globales. Uno de sus proyectos, la biometrópolis tenía como objetivo esta integración de la investigación y la creación que son tan importantes en nuestro mundo actual. El objetivo era también atraer al talento y al conocimiento; volver a México un motor y con ello recuperar el liderazgo regional. Pero el proyecto, como tantas grandes ideas en México, ha sido abandonado.
México DF es una ciudad dinámica que es clave para la región latinoamericana. Sin embargo, el nuevo gobierno debe entender que urge crear un plan que la catapulte a una escala global. Otras ciudades de la región lo están haciendo antes que nosotros. Por lo pronto, mientras no seamos capaces de crear, seguiremos siendo un país de “mano de obra”.