Mi pobre Atlante
Sería inútil hacer una recopilación de hechos de la última década del Atlante, “mi” equipo de siempre.
Alguna vez mis cuates me Bulearon por esas pésimas decisiones al momento de seleccionar “Mis” equipos preferidos, de entrada el Atlante.
Mi papá siempre fue necaxista, quizá por darle contra me fui con su rival natural, el Atlante, y conste que mi ídolo de siempre fue el porterazo del Necaxa Jorge Morelos.
Alfredo Domínguez MuroSería inútil hacer una recopilación de hechos de la última década del Atlante, “mi” equipo de siempre.
Alguna vez mis cuates me Bulearon por esas pésimas decisiones al momento de seleccionar “Mis” equipos preferidos, de entrada el Atlante.
Mi papá siempre fue necaxista, quizá por darle contra me fui con su rival natural, el Atlante, y conste que mi ídolo de siempre fue el porterazo del Necaxa Jorge Morelos.
Allá en mis años de prepa y cansado de tanta carrilla, quise explorar con Pumas, equipo e institución a la que tanto quiero, sin embargo la presencia de quien después se convertiría en mi gran amigo…
Rafael Puente…
Me hizo quedarme en los colores Azulgranas.
En aquel entonces no conocía a “Rafa”, pero siempre me identifiqué con su estilo no solo de jugar, figurón siempre, sino su liderazgo en la cancha.
Ya después mi atlantismo recalcitrante me hizo ofrecerme disculpas a mi mismo y prometerme bajo juramento de tres cruces, de nunca dejar al equipo de mis amores (¡uta! se oye muy cursi).
Ya inmerso en esta profesión festejé como nadie nuestros DOS títulos, el ascenso a Primera División exactamente una temporada después de haber descendido, ya bajo el control de José Antonio García, y más adelante aquel título inolvidable en la primera temporada en Cancún bajo el paragüas del Grupo Pegaso de mi buen cuate Alejandro Burillo.
Mis desencuentros
Con la Directiva del Atlante comenzaron cuando después de ese primer (¡y único!) título en Cancún, la directiva decide comenzar el desmantelamiento de poco a poco.
Varias veces les comenté y por lo tanto también lo comenté en los medios en los que colaboraba, que el peor escenario había sido el ganar en la mismísima primera campaña, tomando en cuenta que en Cancún todos los aficionados tenían ya un equipo favorito, ya que la mayoría eran inmigrantes de todas partes de la República.
Como una ciudad y comunidad con menos de 40 años de su fundación, para mantener esa expectativa que llenaba el Estadio improvisado (sigue así) se necesitaba un compromiso de mantener un equipo competitivo.
Tristemente el pronóstico se cumplió y la afición fue abandonando el estadio de poco a poco, alcanzando buenas entradas solamente cuando llegaba un equipo muy popular: América, Chivas, Cruz Azul ó Pumas.
El discurso populachero
Hace unos años la directiva del Atlante salió con ese discurso chocante de: “Somos un equipo productor y desarrollador de talentos para el futbol mexicano, y de extranjeros, siempre traemos jugadores de bajo costo pero de gran calidad que después vendemos, ese es el papel del Atlante”.
Hoy navegamos en la media tabla mediocre YA NO DE LA Liga MX, sino en la oscuridad del Ascenso MX, un fracaso absoluto y total.
Llegan los Braun
Desde el paradisíaco Cancún llegan posibles buenas nuevas, la nueva generación encabezada por los hermanos Braun Burillo, sobrinos del “Güero”, han tomado las riendas y proyectan cambios drásticos, giro de 180 grados, revulsivos, modernización de la franquicia, proyectos a corto, mediano y largo plazo, contratación de gente sin mucha fama pero comprometidos con el proyecto y un tema fuerte.
Han llamado a José Enrique Vaca, exjugador longevo, conocedor del medio y por mucho tiempo ligado con la Femexfut en Selecciones Menores. Viene como Vicepresidente Deportivo con manos libres para traer un cuerpo técnico que pueda con el paquetazo de regresarlos a la Liga MX.
¿Atlante a Acapulco?
Podríamos ver a partir del año próximo al caballo errante, salió del D.F. a Querétaro, volvió al D.F. para irse a Cancún y ahora ¡Potros Acapulco!.. ¿será?.. Así de fácil