“La democracia es como el amor, hay que hacerlo todos los días”
Manuel J. Clouthier
Hoy hace 23 años murió el Maquío, aquel hombre grande en muchos sentidos que amó a México de una manera especial y que luchó para que se democratizara.
El Maquío nos dijo una y otra vez que había que luchar y dejar de ser habitantes para convertirnos en ciudadanos. Es decir, incidir en la vida pública y hacer que las cosas caminaran hacia donde queremos.
México, ha caminado en varios sentidos y en términos democráticos avanzó en el IFE cuando los ciudadanos logramos que éste se creara. Luego caminó con el logro de la credencial con fotografía y con la eliminación de la cláusula de gobernabilidad, entre otros aspectos.
Sin embargo, los días en que los ciudadanos dejamos de “hacer el amor” hacen que la clase política se trepe y abuse de la ciudadanía y la meta en un juego perverso donde algunos creen que se avanza, cuando en realidad se retrocede.
Ejemplos muy claros de esto son la forma en que se perdió la verdadera esencia del IFE, que hoy en día se ha partidizado y responde a intereses facciosos, según quien los propuso o los amenaza.
Las credenciales de elector ya se pueden duplicar, pues hay algunos jóvenes que las muestran y presumen que en ellas aparecen con mayoría de edad, cuando realmente son menores y las utilizan sólo para entrar a los antros.
También hay otros que se han cambiado de lugar para vivir y tienen dos identificaciones. Y bueno, la cláusula de gobernabilidad ha sido un tema que nos ha querido vender Enrique Peña Nieto desde su campaña para controlarnos con una votación menor al 40 por ciento.
¿Pero a dónde nos lleva todo esto? A recordar que la clase política solo ha mostrado actuar en este país cuando siente la presión. Por ello es importante que volvamos a empezar a empujar la Ley Secundaria de la Reforma Política, porque de no ser así, no lograremos que las candidaturas independientes sean aplicables para la siguiente elección, dentro de tres años.
Tampoco lograremos hacer que sean aplicables los conceptos de iniciativa ciudadana ni consulta popular, porque los porcentajes que solicitarán serán incumplibles.
Así pues es urgente que quienes creemos en la división de poderes, pongamos el dedo en el renglón y presionemos a los legisladores para avanzar, para no caer en el adormecimiento en que nos meten los expertos políticos y que juegan a que la sociedad civil funcione como un simple público pasivo.
Debemos empezar ya a recordar todo lo logrado hasta el día de hoy, desde cuando los ciudadanos fuimos capaces de iniciar juntos, de frente a la sociedad y de forma abierta, una presión para exponer a quienes no cumplen con su palabra en esta tarea de democratizar la reforma política.
Gracias a todos los Juan Pablos, las Ángeles, las Lorenias, los académicos, los invisibles, los Gonzalos, las Maités, las Alletas, los Sicilias, que desde los distintos ángulos empujan a que los sueños de ciudadanizar el poder sean reales y no meras decoraciones. #ReformaPolíticaYA!