El sexenio se fue y la administración estatal de Rodrigo Medina nunca hizo algo para resolver el hacinamiento, la delincuencia en el interior de los penales y el riesgo de que estalle otra matanza, en el sistema penitenciario del Estado.
Es realmente una asignatura reprobada por el gobierno de Nuevo León, porque no quieren meterle dinero a los penales, como que no les trae votos, y porque saben bien que gran parte de los delitos se planean desde adentro.
Eso sí, se tomaron la foto y hasta hondearon banderas hace tres años para arrancar el Penal de Mina, para el cual solamente se hicieron movimientos de tierra, pero nunca se concretó su construcción.
Y según las Estadísticas del Sistema Penitenciario Nacional, Órgano Administrativo Desconcentrado Prevención y Readaptación Social (OADPRS), para mayo 2014, Nuevo León es el séptimo lugar nacional en sobrepoblación penitenciaria.
Hay 8 mil 713 internos, son 7 mil 175 del fuero común y mil 538 del fuero federal.
Pero el sistema penitenciario apenas tiene una capacidad para 7 mil 49 internos.
Hay casi mil 500 más internos de la capacidad, pero además como informó este medio de comunicación desde el año pasado, aquí en el Penal del Topo Chico, el más grande de los tres, el autogobierno de los delincuentes es la norma.
Lo que ocurrió en el Penal de Apodaca en febrero de 2012, la masacre de 44 internos y la fuga de otros 30, no fue suficiente para que las autoridades estatales pusieran mayor atención en los penales.
¡Ah!… qué diputados
Parte fundamental del trabajo legislativo es precisamente los acuerdos, los consensos, la política pues, pero aquí en Nuevo León son las poses y el pitorreo.
Los diputados de los dos partidos mayoritarios, PRI y PAN, no pudieron llegar a un acuerdo y trabajar por los ciudadanos, así que ni candidaturas comunes, ni candidaturas independientes, ni porcentaje para plurinominales…
Y sí a la judicialización del proceso del 2015, donde a falta de reglas claras locales, acorde con la nueva legislación federal electoral, habrá muchos asegunes y problemas luego de las elecciones.
Nomás no se pusieron de acuerdo los diputados, pero sí tuvieron tiempo para mandar a hacer sus coloridas pancartas.
Es una vergüenza que en esta entidad no se haya llegado a un acuerdo para la reforma.
Lo que está detrás de todo, según el movimiento Vía Ciudadana, no sólo fue el desacuerdo en el porcentaje para que los partidos obtuvieran su segunda plurinominal.
Tampoco el conflicto para aceptar las candidaturas comunes, que dejarían sin necesidad de coaliciones o alianzas a los candidatos de distintos partidos.
Y mucho menos fue la falta de acuerdo entre tres, o cinco, magistrados electorales.
Para el movimiento está claro que ni el tricolor, ni el albiazul, quisieron avalar las candidaturas independientes, porque el registro de aspirantes sin un partido político les hubiera restado muchos sufragios al PRI y al PAN.
Lo cierto es que nomás no pudieron trabajar en serio.