Ni en sus sueños mas güajiros, que seguramente los habrá tenido a montones, Cuauhtémoc Blanco tuvo siquiera la más remota idea de irse de las canchas como campeón.
Quizá en sus años mozos, lleva 23 de profesional, alguna vez con la camiseta del América llegó a soñar despierto, tal vez platicándolo con algunos de sus cuates y compañeros, que nada igualaría a retirarse cargando el trofeo de campeón, luego vino su salida y su regreso y su salida definitiva del América de sus amores, luego el viaje a Europa, la lesión, el regreso, las muchas casacas que ha defendido, su cepillada de la Primera División, sus múltiples aventuras en la División de Ascenso, ese título de la entonces incipiente e indiferente Copa MX con los Dorados de Culiacán, luego otras camisetas más a su colección hasta que “El Chelís” lo apoya para resurgir como sea y con las limitaciones de caso en Puebla, solamente que la intención fue siempre pelear por la salvación que aún está en la tablita, y de pronto encontrarse con la oportunidad de armar su retiro por azares del destino y con la venia de los dioses del estadio, en una finalísima, enfrentando nada menos que al archi odiado rival histórico: las Chivas.
Que no enciendan la luz
Por ahí del minuto 90 se apaga la luz del Estadio de la BUAP, sede temporal de la Franja de Puebla, se apaga la luz, la gente enciende sus celulares, es como una acción premeditada para que ese público poblano vitoree sin límite al ídolo del fut mexicano, Cuauhtémoc Blanco, que por casualidades encadenadas, dicen que no existen, que son diosidades, hoy viste la del Puebla de la Franja en su despedida.
Quizá el encargado del mantenimiento del estadio decidió por voluntad propia que ese momento sentimental había que prolongarlo.
El cuerpo arbitral fue tolerante y paciente, era una Final, aunque el duelo estaba decidido desde el 4-2 para Puebla y luego esa fallotota de Aldo De Nigrs, que tira el penalti tan espantoso que casi casi es un saque de banda.
Tache a Chivas
No entenderé jamás a un director técnico como en este caso al “Chepo” de la Torre, que alcanzando una finalísina como hace mucho el Guadalajara no juega, meter un cuadro alternativo, lleno de reservas aún y con el argumento de que esos reservas son los que lo llevaron hasta esa Final
TACHE porque en la Final no hay sentimentalismo, hay que poner al talento de verdad, al que viene embalado en la Liga MX, a su mejor cuadro, a los mejores, aunque esos reservistas se queden rumiando lo que muchos mediocremente llaman “justicia futbolera”.
Aun así, con muchas cosas en contra, Chivas sale a pelear el segundo tiempo cuando se habían ido al vestidor con un 2-0 en contra, si Aldo acierta ese penal, quizá estuviéramos hablando de otra cosa.
Chivas juega el primer tiempo como si se tratara de un round de fintas, Puebla acelera y anota, Chivas reacciona en el segundo tiempo y casi les alcanza, pero la fallota de Aldo no tiene excusa.
Faltaban 30 minutos…
Para que llegara el final del juego, la balanza a favor del Puebla y ahí el “Profe” Cruz manda a la cancha a Cuauhtémoc Blanco precisamente a ser canchero, a cuidar la pelota, a esconderla, a hacerla chiquita, a desesperar al rival, el “Temo” lo consigue con ese su fiel estilo descarado.
Así las cosas pues en noches de ironía, el Puebla es Campeón de la Copa MX, que de nada le sirve para eludir el descenso que aún pelea hasta con los dientes, la otra es ver al “Temo” alzar el trofeo que nunca, ni en sus sueños más güajiros, llegó a soñar para el partido de su despedida… Así de fácil.