Estoy segura que fue la “normalidad” la que nos trajo a este punto sin retorno. Creamos un sistema económico que nos tiene en la raya de las desigualdades. Un sistema de salud pública que cuenta las camas de cualquier hospital del mundo. Y una clase política que en crisis sabe dar declaraciones, pero está prácticamente paralizada.
Por eso no considero que exista una #NuevaNormalidad. Más bien quisiera que entendamos que lo que viene es una fuerte avalancha económica enmarcada por una recesión y, por otra parte, que por más esfuerzos que las y los científicos hagan, la vacuna tardará todavía más tiempo en concretarse.
Más vale ir caminando sobre la adversidad. No con el afán de ser pesimista o de pensar que no tenemos alternativas. Sino para estimular la creatividad colectiva en donde nos inventemos otras maneras de hacer las realidades.
Los planes de reapertura de actividades que el presidente de la República anunció para el país con un semáforo semanal en el que se podrá revisar el estatus de una entidad, debería incluir decisiones críticas desde el Estado para mitigar los impactos que a estas alturas ya comienzan a ser parte del declive. El mundo es otro después de haber entrado a la pandemia. Porque podremos no tener miles de certezas. Sólo una: existe.
Entonces, hay que aprender a aceptarlo. Si en algo estoy de acuerdo con el presidente es que somos mayores de edad. Si no hay condiciones, que no se empiece, pero en algún momento pasará. Tarde o temprano.
Por lo pronto, los municipios de Monterrey y San Pedro Garza García dieron a conocer lo propio en términos generales. Es aquí en donde la coordinación de los gobiernos en todos los niveles se pondrá a prueba.
En Nuevo León, los únicos municipios que podrán comenzar la reapertura de inmediato son: Mier y Noriega, Aramberri, General Treviño, Bustamante, Parás y Melchor Ocampo.
Prácticamente, la Zona Metropolitana -donde vivimos la mayoría- seguirá así algunos días más.
Habrá que responder con responsabilidad, pero también con criterio. Los tiempos no están para radicalismos o supuestos.
Con lo que hay es con lo que tendremos que salir adelante. Pero, quedando claro que si es para salir despavoridos a formarnos en las filas de una tienda en un mall como sucedió en Europa al levantar el confinamiento (por poner un ejemplo), es que no hemos aprendido nada y peor aún: no estamos preparándonos para lo que viene.
Porque esto no acaba hasta que se acaba. Hoy, mientras no tengamos certidumbre el foco de atención debe ser de estar inventando otra normalidad que nos haga repensar una nueva economía y un nuevo sistema de salud pública. No se puede llegar a resultados distintos si seguimos con lo mismo.