Hace algunos días leí el “mandato” de la Secretaría de Educación Pública que se desprende de varias leyes, tanto de Salud como de Educación, referente a la regulación de lo que se vende, se sirve y se informa, en las escuelas del Sistema Educativo Nacional sobre la alimentación.
La verdad es que me sorprendió, porque no sólo está muy completo y profundo, sino además invita a las autoridades municipales a preocuparse, y a ocuparse, de lo que también se comercia en el exterior de las escuelas por parte de vendedores ambulantes.
Considero fundamental el que cada uno de nosotros en lo individual, así como debe gozar de libertad para consumir lo que desee, también debe tener información de lo que está consumiendo.
También sobre lo que suma, o resta, a nuestro cuerpo y a nuestra salud.
De la misma manera, y claro, entendiendo que no es lo mismo un menor de edad que alguien que ya es mayor, y por tanto “debería” ser más responsable de lo que consume, hace y decide.
También es fundamental ver que al momento de tener la información final de compra, las opciones estén presentes y que éstas apoyen la salud al momento de tu elección.
Parecería que de alguna manera, para algunos pocos, el hecho de limitar la venta de ciertos productos en las escuelas tiene que ver más con violar derechos. No podemos olvidar que existe el fundamento de la función rectora del Estado. Y además hay otro argumento, es importante para que nuestro propio sistema de salud sea viable en el futuro, porque hoy no sólo está quebrado, sino también desabastecido y con limitaciones enormes.
Digo lo anterior, dado que al ritmo que vamos con los índices de diabetes y obesidad que tenemos en las calles no parece que llegaremos muy lejos.
Además de la corrupción y despilfarro inútil de ciertas autoridades. Sólo muestro algunos datos del Centro de Nutrición, Obesidad y Alteraciones Metabólicas: México cuenta con 80 millones de personas con problemas de sobrepeso y 70 por ciento de los mismos con obesidad (2012). Tomando además como referencia ese mismo año, nuestro país, de acuerdo a datos proporcionados por el IMSS, tenía el 4o lugar en obesidad infantil.
Por todo lo anterior, me pareció muy sano que la SEP diera este paso para hablar sobre la promoción de la salud y la buena alimentación dentro de los espacios educativos. Pero sobre todo, ver cómo nos vamos a poner de acuerdo, sociedad y gobierno, para encontrar mejores prácticas en beneficio de nosotros mismos.
Para el éxito de este programa es fundamental el apoyo de las autoridades municipales. Por que de poco sirve que las escuelas supervisen y limiten dentro de sus espacios lo que los alumnos consumen, si la venta de ambulantes es desleal en términos de competencia de comida, porque resta a la salud de nuestros educandos con productos de momentánea sacieded, pero dañinos a mediano y largo plazo.
Aplaudo este esfuerzo de las autoridades y me sumo desde todos los frentes. Sin embargo, pido y exijo que las autoridades municipales trabajen, y no simulen, para poder llevar esto a feliz término en beneficio de todos. Y cuando digo TODOS, es en sentido amplio. Hoy puede ser simplemente belleza y salud, pero mañana será quiebra y crisis mayor en nuestro sistema de salud con una población rebosante de grasa y cansada por las calorías huecas que cuestan 55 mil muertes al año de forma vinculante.