Oliendo a sangre chiva

Este Santos Laguna de Pedro “Caixinha” salta a la cancha del Omnilife, hasta hoy de Jorge Vergara, la semana que entra quién sabe si de Angélica Fuentes, cuya carta desestabilizadora jamás se la perdonarán los CHIVAS de verdad. La otra semana este Omnilife quizá sea otra vez de Jorge, en fin, saltan los de Santos con un cuchillo entre los dientes como estos cazadores silenciosos que van por las praderas sigilosos, astutos...

Siguiendo su instinto… 

Alfredo Domínguez Muro Alfredo Domínguez Muro Publicado el
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Este Santos Laguna de Pedro “Caixinha” salta a la cancha del Omnilife, hasta hoy de Jorge Vergara, la semana que entra quién sabe si de Angélica Fuentes, cuya carta desestabilizadora jamás se la perdonarán los CHIVAS de verdad. La otra semana este Omnilife quizá sea otra vez de Jorge, en fin, saltan los de Santos con un cuchillo entre los dientes como estos cazadores silenciosos que van por las praderas sigilosos, astutos…

Siguiendo su instinto… 

Sabedores que este equipo hoy dirigido por el “CHEPO” ya no traía más parque en las alforjas, tampoco cuchillos filosos para defenderse, quizá un navaja suiza, pero deben haberla abierto por el lado del destapador de botellas porque nada más no asustaron a nadie.

Tener como baluarte absoluto a su portero Luis Michel no basta para apostar por un pase a la Gran Final de Nuestra Liga MX, hace falta mas, mucho más que algunos destellos de “Marquito” Fabián que anoche desapareció del mapa.

Santos huele la sangre y se tira a matar, lo logra en el único descuido capitalizable del partido cuando Guadalajara sale, pierde el balón en media cancha, viene el contragolpe santista y ¡pum! el morenazo Djaniny esta vez no falla solo frente al héroe Michel, ahí se escribió la historia.

Chivas no traía nada, y de puras fintas no se puede hacer algo, quizá esas dos hacia el final del primer tiempo que el arquero Marchesín resuelve con solvencia espectacular fueron clave.    

Apostar al cero

Chivas arranca el primer tiempo con la misma inercia que lo viene acompañando desde las últimas jornadas de la temporada regular de nuestra Liga MX, cuando se vinieron a menos justamente después de asegurar la permanencia por la vía de las matemáticas, pocos goles a favor, apostar por el “cero” del rival contando con el excelente momento que atraviesa Luis Michel, cierto, Chivas golea al Atlas echándolo de la Liguilla hace una semana en aquella invasión infame de los barristas del Atlas, hoy consignados a las autoridades, pero esa fue una golondrina.  

Al 40’ Chivas reacciona con ese tirazo de Marco Fabián que el arquerazo Agustín Marchersín manda a córner. 

Tres minutos después otra vez Marchesín desvía un remate de gol cantado de Carlos Salcedo, Guadalajara se va encima cuando siente las banderillas de castigo del gol lagunero, el juego estaba así diseñado, el 0-0 metía a Chivas por default, el 1-0 obligaba a Chivas a meter dos de menos para recuperar el boleto. 

Los dos goles extras fueron solo para el anecdotario, Guadalajara no hizo más porque no traía más, y Santos olía esa sangre Chiva tirándose a matar sin misericordia, al final llega a la Finalísima el que más lo merece. 

Perder ganando

Es más que triste, decepcionante, que el piloto alemán de la Escudería Mercedes, Nico Rosberg, levante los brazos en éxtasis, corra a celebrar su triunfo en el GP de Montecarlo, reciba el trofeo, y vacié la botella de champagne a su equipo cuando, él más que nadie sabe que el triunfo se debió en más de un 80 por ciento al error cometido por SU propia escudería al llamar a su compañero de equipo, Lewis Hamilton, a falta de 15 vueltas, a cambiar neumáticos  aprovechando la entrada del coche insignia después del accidente de Max Verstappen, que se estrella contra un muro de protección, la seguridad tarda varios minutos en retirar al auto averiado.

Rebase automatico

Lewis sale de pits pero no alcanza a colocarse delante de los nuevos punteros, Nico Rosberg y el Ferrari de Sebastián Vettel que alcanza a cerrarle el paso en la salida de boxes.

No se explica por ningún lado quién diablos dio esa orden disparatada a Hamilton dejando a Nico en la pista, asumiendo un primer lugar sin esforzarse para lograrlo, y más aún teniendo entre los dos autos al Ferrari de Vettel, que nunca regala ni una tarjeta de Navidad.

La carrera de relanza con solo ocho vueltas por disputar, el reto de Hamilton era aún más grande si tomamos en cuenta el coraje y la rabia que demostraba en cada comunicación con sus ingenieros, hasta que de plano les dice: “Ya no me hablen más”.

Al final Nico Rosberg festeja con demasiada vehemencia un primer lugar que no merecía, tomado en cuenta que Lewis traía una comodísima ventaja de 20 segundos hasta antes del accidente.

Aquí pierden todos, la Escudería Mercedes regala un 1-2 por un 1-3 y más aún, perjudica a su líder Hamilton.

Pierde el británico ese primer lugar que venía trabajando con autoridad hasta que su equipo comete ese tremendo error.

Pierde ganando Nico Rosberg, que “solo así” puede superar a su compañero de equipo que le viene dando una buena repasada desde hace tiempo.

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