Para cuando esté publicado este artículo, muchas cosas debieron pasar el día de ayer durante la jornada electoral.
Sin embargo, no será sorpresa si la violencia se presentó en los estados donde se llevaron a cabo elecciones.
Y es posible que ante la amenaza, el abstencionismo creciera.
Pero lo que deseo resaltar de este proceso electoral, es cómo la clase política en nuestro país se vuelve cada vez más camaleónica.
Es decir, hace lo que tiene que hacer sin importar ideología (si es que ésta existe todavía), principios y mucho menos propuestas para lograr un voto.
Veamos algunos casos:
En Baja California, el PAN se alió con el PRD y con Nueva Alianza.
Qué diferencia de cuando PAN y PRI se apoyaron contra el enemigo máximo, que veían como demonio en el proceso electoral federal: AMLO.
Ambos partidos muestran que no importa con quién, sino para qué crear alianzas: para ganar el proceso electoral y así acceder al “poder”, no para servir sino para servirse, pues así lo han mostrado los dos partidos hasta el día de hoy.
En Sinaloa, la confusión es peor.
Para la Alcaldía de Culiacán, por el PAN compitió quien estaba de secretario de Desarrollo Económico con el gobernador actual, que es un priista.
Y que no sólo eso, sino el mandatario actual había competido por una coalición: PAN-PRI.
Con todo esto, ¿qué hace la gente? ¿Cómo votará? ¿Por quién votará?
Es por eso que cada vez se hace más evidente el juego del camaleón que se juega por parte de los partidos y por ello la urgencia de abrir un espacio más, el cual es, ni más ni menos, la candidatura independiente.
Los partidos han hecho de las elecciones un juego de toma y daca, donde son y han sido capaces de vestirse del color que sea, con tal de obtener el voto.
No hay distinción de programas, pues parece que eso es ya lo que menos importa.
También se igualan en lo que tanto critican unos y otros: corrupción, falta de transparencia, impunidad y mal uso de los fondos.
Al igual que el camaleón, la clase política cambia de color y hace cualquier cosa con tal de seguir manteniéndose vivo.
Poder seguir escondiéndose y confundiendo al votante para que éste cada día diga y piense que no vale la pena votar, porque todos son lo mismo.
Simplemente hay que esperar a ver cuál de los dos partidos realmente trabaja para los intereses de la ciudadanía cada tres años, aunque sea por una vez, pues ambos son iguales.
Cierro con un comentario que me hizo un amigo… con lo que se está viendo hoy de los senadores del PAN y los casinos, pienso que hasta el PRI es mejor.
Éste es, sin duda, el mayor acto camaleónico que ha surgido: los dos partidos se cambiaron de ropaje y al final se volvieron lo mismo.
Con esto no dejo fuera a los otros partidos, porque creo que hoy por hoy, son los que más entienden que los colores, al final, se han desvanecido.