Gran angular

Como en fotografía. Se usa un gran angular para tener la mayor parte del espectro visual que tiene el ojo humano. Esa visión panorámica sin duda genera una perspectiva distinta. Con esa visión el Secretario de Hacienda José Antonio Meade puede mirar el País. 

 

Armando Estrop Armando Estrop Publicado el
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Como en fotografía. Se usa un gran angular para tener la mayor parte del espectro visual que tiene el ojo humano. Esa visión panorámica sin duda genera una perspectiva distinta. Con esa visión el Secretario de Hacienda José Antonio Meade puede mirar el País. 

 

Su récord no es deleznable: 5 secretarías de Estado en dos sexenios. Es un político que transita entre los dos partidos que han gobernado el País. 

 

De hablar pausado, Pepe Toño, como lo conocen legisladores y secretarios, no apaga el fuego a patadas, responde con la parsimonia de un profesor de álgebra. 

 

Pero sobre todo responde con datos, con estadísticas y con la mano del político que sabe que en 

ese oficio nada es casualidad. 

 

Desde la Secretaría de Desarrollo Social conoció la situación de pobreza y necesidades del País, y por supuesto todo el andamiaje para los programas que pueden ser parteaguas para las definiciones electorales.

 

En la Secretaría de Relaciones Exteriores pudo palpar el interés –principalmente de Estados Unidos- de los demás países en México y el trato de filigrana que se requiere para tejer alianzas políticas internacionales en el contexto de globalización que marca la agenda de todos los países. 

 

Y aunque hace ya tiempo que estuvo en la Secretaría de Energía, desde ahí pudo ver lo que ahora ya es un hecho, la despetrolización de las economías y a su vez la búsqueda de nuevos horizontes comerciales. 

 

Meade tiene una visión gran angular y le toca demostrar que puede hacer algo con esa perspectiva que tanta expectativa genera o, de lo contrario, de poco habrá servido el histórico currículum que lo respalda.

 

Por esa experiencia, no le espanta la rebatinga que se venga en la negocación presupuestal que seguramente culminará la madrugada del próximo jueves. 

 

Y decimos que no le espanta porque por un lado el titular de la SHCP sabe que no alcanzará el dinero y que los techos presupuestales están fijos, y por otro lado porque desde que era subsecretario se fumó las largas negociaciones en San Lázaro. 

 

Al Secretario de Hacienda tampoco lo espanta la posible llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, pues sabe que asuntos de mayor índole como el alza en las tasas de interés de la Reserva Federal de los Estados Unidos y un desbalance en los mercados chinos, representan alarmas más significativas. 

 

La lectura de esto es clara, la política es un riesgo medio, las estadísticas y el comportamiento de los mercados son riesgos serios. Eso es poner atención a lo tangible y dejar que la política tenga su vida natural de escándalos y reacomodos.

 

El pragmatismo de este funcionario -que saluda de mano a todos los que estén en el salón de una entrevista- contrasta con la grandilocuencia con la que otros secretarios de estado quieren explicar las políticas del actual gobierno. 

 

Lleva unos zapatos que denotan el camino recorrido, se ve que su atención no es la de un sibarita, parece que privilegió la alforja de la experiencia.

 

Él entiende desde el contexto internacional hasta los problemas de las juntas vecinales, las que asegura, son los espacios en los que más difícil es llegar a un acuerdo. Y que es ahí donde se debe empezar a buscar los consensos.

 

José Antonio Meade se descarta para el 2018, porque ahora no es el momento, pero todos en política saben que el que respira, aspira.

 
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