Presidente Obama

Palabras no sólo cínicas, sino también reveladoras de una forma de entender el mundo, común en la política, pero no por ello menos preocupante: no importa el costo para el país, lo importante somos nosotros. Esa es la filosofía que ha guiado el modus operandi de los republicanos desde el primer día en que Obama se sentó en la Casa Blanca. 

Emilio Lezama Emilio Lezama Publicado el
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Palabras no sólo cínicas, sino también reveladoras de una forma de entender el mundo, común en la política, pero no por ello menos preocupante: no importa el costo para el país, lo importante somos nosotros. Esa es la filosofía que ha guiado el modus operandi de los republicanos desde el primer día en que Obama se sentó en la Casa Blanca. 

Una y otra vez los republicanos se han opuesto a las reformas del presidente. Como pocos presidentes, Obama ha tenido que enfrentar feroces críticas dignas del absurdo, de sus contrincantes y de la prensa más conservadora que, desde el principio, ha enfocado sus esfuerzos en atacar al actual presidente con el fin de evitar la reelección. Caso ejemplar de esta crítica sin sustancia fueron las palabras del controvertido periodista Bill O’Riley, a tan solo seis semanas de la presidencia de Obama: “la economía está inestable y la visión de Obama no ha funcionado en lo más mínimo, cero.”  

Ningún otro presidente en las últimas décadas había tenido que hacer frente a una situación de crisis económica tan severa. Muchas de sus pragmáticas decisiones políticas provocaron decepción. Ahora, sus detractores buscan capitalizar esa decepción y transformarla en votos en su contra.

Aun así el primer periodo de Obama no fue del todo malo. Logró dar vuelta a la crisis económica que atravesaban los Estados Unidos y a través del rescate de los bancos y las automotrices ha logrado salvar empleos y sanear la economía. En política exterior ciertamente Obama ha quedado a deber, no logró, quizá no logre y tal vez se dio cuenta que no puede o debe cerrar Guantánamo y aumentó el número de soldados en Afganistán. No obstante, el retiro de las tropas de Iraq fue un acierto, como también fue popular el asesinato de Osama Bin Laden. 

La relección de Obama se vuelve más importante en una elección en la que seguramente los republicanos ganarán el Congreso y el Senado. Obama ofrece una visión de mundo que aun cuando no ha sido todo lo distinta que se esperaba, no parece haber sido tan mala para la situación de crisis en Estados Unidos y el mundo. La relección de Obama significaría la posibilidad de un proyecto que, aunque en muchos aspectos y áreas tímido o mediocre, vislumbra algunos cambios en  temas fundamentales como podrían ser aquellos del interés de México; narcotráfico, migración, comercio.

Obama tendrá que lidiar con cuatro años de una campaña en su contra que muy hábilmente han manejado los republicanos y con los decepcionados por su gestión. Y en caso de ganar tendrá que mostrar habilidades políticas superiores a las exhibidas en su primer periodo, mayor capacidad de negociación, y una búsqueda más apropiada de sus estrategias, sus alianzas, los grupos de la sociedad a quienes tendrá que convocar, así como los isues centrales para hacer de su segundo mandato algo más cercano a aquello que ofreció en su primera campaña y que generó esperanzas, dentro y fuera de Estados Unidos. Obama tendrá una oportunidad histórica frente a él, sin otra reelección en puerta y si en verdad está comprometido con sus ideales, podría por fin concentrarse en esos cambios estructurales que tanto prometió en su campaña de 2008.

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