Las cifras de embarazo en adolescentes siguen creciendo en el país. Adicionalmente, Nuevo León se encuentra entre las entidades con mayor número de embarazos y por ello se hacen obvios los temas de la deserción escolar, violencia familiar, drogadicción y pandillerismo, entre otros.
¿Cuál sería la relación?… Si la madre tuvo un hijo no deseado y lo dejó al final de cuentas con los abuelos, o lo desatendió por necesidades económicas para poder darle de comer, ese niño o niña, no tuvo atención en casa.
Por otro lado, tenemos el caso de los “padres” que a sus 15, 16 o 18 años embarazaron a la joven y se sienten culpables, cargan por la vida con dicha culpa e irresponsabilidad que los lleva a “vagar” por la vida, sin hacerse responsables y con una perturbación durante el embarazo de su “pareja”. Y por ello, van reprobando en la escuela y terminan por abandonarla.
Además escuchamos constantemente la queja de las chicas que se sienten en desventaja con un hijo, porque no pueden salir, pasearse y vivir la vida de la juventud que vivirían en caso de no haber sido madres solteras.
Su queja va incrementándose y su molestia provoca malestar contra los hij@s, a quienes violentan ante este enojo reprimido.
Por todo lo anterior, además de enfermedades que se pueden dar entre l@s jóvenes, es fundamental poder prevenir estas situaciones.
Debe quedarnos claro que no es obligación, solamente del Estado, atender estos problemas.
Y que debemos en forma conjunta, sociedad y gobierno, cada quien desde su espacio, atender el tema que hoy nos tiene ocupados y preocupados.
Es también fundamental reeducar a los hombres, pues existe en muchos casos el machismo y el desconocimiento, o el egoísmo, en el uso del condón para prevenir el embarazo en el caso de tomar la decisión de tener relaciones sexuales a tan temprana edad.
Es urgente capacitarlos, prevenirlos y hacerlos comprender que el placer pasajero trae consecuencias enormes.
Pero además, el tener relaciones sexuales a muy temprana edad, también trae repercusiones emocionales que afectan la vida personal y familiar.
Por mi trabajo me toca ver padres que corren a la hija de casa al enterarse de su embarazo.
Y contrario a que creen que el problema desaparece, éste crece y se complica cada vez más para la joven.
También, la vergüenza de volver a la escuela hace que deserten y no sabemos cuando regresarán.
Aquí es cuando más debemos reconocer todos los esfuerzos en favor de la prevención y empezar a hacer que nuestros niños y jóvenes asuman las consecuencias de sus actos desde pequeños.
Lo anterior para que poco a poco vayan entendiendo que el día de mañana, si terminan en esta situación de embarazo, tendrán que ser ellos o ellas quienes saquen adelante a la criatura, o terminen decidiendo si la dan en adopción o qué.
Invitamos a que cada quien desde donde esté, ponga un pequeño esfuerzo para la solución de este problema, que si no atendemos hoy, seguirá creciendo con concesecuencias cada vez mayores para toda la sociedad.