El asiento vacío
La toma de protesta de Miguel Ángel Yunes como gobernador de Veracruz se convirtió en una pasarela para panistas, perredistas y hasta priistas de todo el país, donde pasaron cosas interesantes. Una de las más notorias fue el rechazo de Josefina Vázquez Mota a sentarse junto a Carlos Romero Deschamps, el líder petrolero. Fue más que obvio que no quería ni rozarse con él; tanto así que dejó un asiento vacío entre los dos, en un salón que lucía a reventar.
Redes de PoderLa toma de protesta de Miguel Ángel Yunes como gobernador de Veracruz se convirtió en una pasarela para panistas, perredistas y hasta priistas de todo el país, donde pasaron cosas interesantes. Una de las más notorias fue el rechazo de Josefina Vázquez Mota a sentarse junto a Carlos Romero Deschamps, el líder petrolero. Fue más que obvio que no quería ni rozarse con él; tanto así que dejó un asiento vacío entre los dos, en un salón que lucía a reventar.
Del otro lado, Josefina estaba flanqueada por Diego Fernández de Cevallos y Santiago Creel. Muy diferente de Margarita Zavala, quien fue colocada en la orilla de una fila, junto al polémico arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes.
Quienes abandonaron el evento fueron Héctor Yunes y José Yunes, ambos senadores del Partido
Revolucionario Institucional (PRI), porque no tenían un lugar en la ceremonia… y nunca adivinará quién los defendió: ¡la bancada de Morena!
Movimiento KGB
“Queda prohibido ingresar a las reuniones previas a la sesión y a la sala de juntas de los diputados con teléfonos celulares, tabletas o cualquier otro dispositivo de audio o video”, les dijeron a los diputados de Movimiento Ciudadano.
El mensajero fue el coordinador Clemente Castañeda, pero el mensaje viene del mandamás del partido, Dante Delgado.
La medida estilo policía rusa en novela policiaca es a raíz de la deserción de legisladores que ha tenido la bancada.
¿Segundo lugar?
Un nada honroso segundo lugar obtuvo nuestra Ciudad de México en el Índice de Satisfacción de los Conductores, realizado por la aplicación Waze.
Es decir que la gran urbe es la segunda peor ciudad para manejar en todo el país. El premio mayor se lo gana Guadalajara y el tercer lugar lo tiene Puebla. Y aunque no son premios para presumir, seguramente habrá quien diga que nos merecemos la medalla de oro, pero, bueno, quizás el próximo año.