Problemas de enfoque

El libro ‘La tiranía de los expertos’, del economista William Easterly, representa una fuerte crítica a los organismos de mayor peso enfocados al desarrollo económico. 

La idea fundamental del autor es, a grandes rasgos, la siguiente: Los derechos individuales no solo han sido un motor de desarrollo históricamente, sino son (o deberían ser) un fin en sí mismo.

Su más grande crítica es que existen gobiernos que reciben fondos de organismos internacionales a pesar de ser autocráticos. 

Alberto Morales Alberto Morales Publicado el
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El libro ‘La tiranía de los expertos’, del economista William Easterly, representa una fuerte crítica a los organismos de mayor peso enfocados al desarrollo económico. 

La idea fundamental del autor es, a grandes rasgos, la siguiente: Los derechos individuales no solo han sido un motor de desarrollo históricamente, sino son (o deberían ser) un fin en sí mismo.

Su más grande crítica es que existen gobiernos que reciben fondos de organismos internacionales a pesar de ser autocráticos. 

Entre sus argumentos está una idea interesante, con la que cree que se ha defendido la idea de que gobiernos no democráticos deberían recibir apoyo incondicional: hay un sesgo a pensar que los dictadores son propensos a lograr más desarrollo económico. 

Atribuye esto a un error simple de interpretación de probabilidades. Esto, que puede parecer simple, es en realidad un sesgo sistemático en los seres humanos que le valió al psicólogo Daniel Kanheman el Premio Nobel de Economía en 2002.  

Tomando como ejemplo las masacres en Estados Unidos. Es diferente decir que la mayoría de los autores de los asesinatos tienen enfermedades mentales a que la mayoría de la gente con enfermedades mentales es propensa a cometer asesinatos.

La primera idea es verdad,  por lo que se han promovido iniciativas para que la policía tenga acceso al historial médico de pacientes con enfermedades mentales. 

Sin embargo, la segunda idea no es verdad, si bien las masacres han sido ejecutadas principalmente por gente con enfermedades mentales, no son más de unas cuantas decenas en las últimas décadas. Si consideramos que hay millones de pacientes con enfermedades mentales, la probabilidad de que un enfermo mental cometa una masacre es nula. 

Es virtualmente imposible que la policía, con millones de historiales médicos, logre detectar a futuros asesinos, y realizar esto tiene un costo muy alto: se perdería la privacidad de los pacientes con enfermedades mentales.

De la misma manera, Easterly argumenta que es inválido decir que los gobiernos no democráticos son propensos a lograr mayor desarrollo económico debido a que ciertos crecimientos económicos “milagrosos”, como el de Singapur o China, se dieron bajo gobiernos de este tipo.

No es lo mismo defender la idea de que la mayoría de los crecimientos económicos más impresionantes se dieron bajo gobiernos autocráticos a que la mayoría de los gobiernos autocráticos traen consigo mayor desarrollo.

La segunda idea se descarta cuando vemos una larga lista de países en miseria como Sierra Leona, Corea del Norte, Liberia, etc. Todos estos países con gobiernos que tienen la capacidad (y voluntad) de oprimir los derechos de los ciudadanos.

Según el autor este malentendido ha fomentado la idea de que con el dinero suficiente y apoyo de expertos, un gobierno pude lograr crecimiento económico  a pesar de los ciudadanos. Y esta ha sido la forma en la que los organismos que promueven el desarrollo han operado. 

Es fácil caer en trampas de interpretación cuando no se plantea con cuidado un escenario con probabilidades. Quizá la mayoría de la gente involucrada en temas de desarrollo económico tienen las mejores intenciones, pero tal vez el refrán “El camino al infierno está empedrado de buenas intenciones”. No es una exageración.

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