Psicología del Grexit

En un experimento famoso algunos economistas hicieron elegir a un grupo de personas entre las siguientes dos opciones:

Primer escenario: inflación de 10 por ciento y recibir un incremento salarial de 3 por ciento. Segundo escenario: cero por ciento de inflación y recibir una reducción salarial de 7 por ciento.

Claramente las dos opciones dejan el ingreso real de la gente en la misma situación: una reducción del salario real de 7 por ciento. Pero en contra de lo que predecía la teoría económica, una mayoría abrumadora eligió la primera opción.

Alberto Morales Alberto Morales Publicado el
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En un experimento famoso algunos economistas hicieron elegir a un grupo de personas entre las siguientes dos opciones:

Primer escenario: inflación de 10 por ciento y recibir un incremento salarial de 3 por ciento. Segundo escenario: cero por ciento de inflación y recibir una reducción salarial de 7 por ciento.

Claramente las dos opciones dejan el ingreso real de la gente en la misma situación: una reducción del salario real de 7 por ciento. Pero en contra de lo que predecía la teoría económica, una mayoría abrumadora eligió la primera opción.

Esto forma parte de la teoría de perspectiva, donde uno de los principales hallazgos es que las pérdidas no se asimilan de la misma forma que las ganancias. Es decir: es más agudo el dolor de perder 100 pesos que la satisfacción de ganarlos. 

Este sesgo psicológico que busca evitar pérdidas, resulta en una mala evaluación de alternativas tal como en el experimento descrito

¿Esto qué tiene que ver con Grecia?

Las conclusiones de este estudio no son triviales. Por ejemplo, el caso de la posible salida de Grecia del euro puede ser explicado en parte por este fenómeno. 

Tras la crisis que sufre Grecia, una opción natural es sufrir una depreciación del tipo de cambio, lo que volvería el dinamismo de sus exportaciones. 

Sin embargo, al pertenecer al euro el país se atiene a una especie de tipo de cambio fijo. Esto en el sentido de que la dinámica económica de Grecia no se traduce en fluctuaciones tan claras en el euro como si tuviera su propia moneda. 

Ante una baja demanda de exportaciones griegas por tener un tipo de cambio que sobrevalora su producción, se tendría que hacer un ajuste salarial para recobrar competitividad. Es decir: reducir el bienestar de la gente directamente por baja en salarios.

Si Grecia tuviera su propia moneda, existiría la posibilidad de una depreciación del tipo de cambio que incrementaría sus exportaciones (saliendo del euro), así no se tendrían que afectar directamente los salarios.

Las dos opciones se traducen en el mismo resultado: una pérdida del bienestar de la gente:

La primera opción lo hace de una manera más directa: una reducción en salarios. 

Esto representa una pérdida inmediata y tangible para la sociedad, pero no necesariamente mayor.

La segunda opción representa una pérdida del poder adquisitivo debido a la depreciación del tipo de cambio. 

Si bien los salarios nominales no tendrían que reducirse, el ingreso real sufriría una reducción.

¿Adivinen cuál es la opción menos deseada por la gente?

Si no se logra hacer una evaluación objetiva de los posibles efectos para su economía, se podrían tener grandes costos por el sesgo de tratar de evitar las pérdidas inmediatas. 

Sin entrar a detalle, muchos beneficios pueden surgir por pertenecer a la zona Euro. Por esto es importante lograr una comunicación clara de los efectos en el bienestar por cada medida, y no caer en elegir la opción que pueda ser más popular.

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