¡Que empiece el circo y que México lo gane!

Para un aficionado del futbol no hay nada más grande que un Mundial. El Mundial es único entre los torneos deportivos del mundo. Ningún otro torneo de un solo deporte reúne a tantos países, a tantas aficiones. Solo una vez cada cuatro años nos podemos deleitar con este evento planetario, saborear el futbol carioca, anonadarnos con el tiki-taka español y sorprendernos con las tácticas italianas. Veré la Copa del Mundo y la disfrutaré como se disfruta algo que solo sucede cada cuatro años.  Pero lo haré sin olvidarme de la corrupción de la FIFA, de su derroche, de su opacidad.

Emilio Lezama Emilio Lezama Publicado el
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Para un aficionado del futbol no hay nada más grande que un Mundial. El Mundial es único entre los torneos deportivos del mundo. Ningún otro torneo de un solo deporte reúne a tantos países, a tantas aficiones. Solo una vez cada cuatro años nos podemos deleitar con este evento planetario, saborear el futbol carioca, anonadarnos con el tiki-taka español y sorprendernos con las tácticas italianas. Veré la Copa del Mundo y la disfrutaré como se disfruta algo que solo sucede cada cuatro años.  Pero lo haré sin olvidarme de la corrupción de la FIFA, de su derroche, de su opacidad.

También como cada cuatro años me ilusiona México. Me rehúso a ser uno de los cínicos; uno de aquellos mexicanos que han adoptado a una selección extranjera o a aquellos que desean que México pierda. Cada cuatro años yo veo el Mundial con la esperanza de que México triunfe. Yo quiero que México gane, porque me apasiona el futbol y nací en México.

El hecho de que quiera que México gane y de que lo siga con el fervor de un aficionado a este deporte, no me impide denunciar los problemas que existen en el futbol mexicano. La incompetencia de la Federación Mexicana, el conformismo de muchos jugadores y entrenadores mexicanos que prefieren quedarse en el país, de la bestialidad del draft y de la falta de visión y proyecto a largo plazo del futbol mexicano.

Todo eso es cierto y debe cambiar, pero cuando México juega un Mundial a mí no me importa si a una televisora o a algún político le conviene que México gane, yo soy un aficionado, yo soy un mexicano y a mí también me conviene que gane, simplemente porque me da gusto que a mi equipo le vaya bien.

Es cierto que el futbol es utilizado para tapar problemas políticos y sociales, es cierto también que hay algo circense en él, al final de cuentas es un juego y un espectáculo. Pero el futbol no es el culpable de los problemas sociales o políticos de nuestro país.

No hay duda de que México requiere de muchos cambios, pero desconfío de los que se toman a sí mismos demasiado en serio, de aquellos que se creen inmunes al circo y juzgan al “pópulo”, o a la “sociedad” por dejarse manipular por estas “trivialidades”. Sea futbol o sea cualquier otra cosa, todos tenemos distractores, pasiones, circo… es nuestra naturaleza humana la que nos lo dicta. Si su circo no es el futbol es otra cosa, pero circo siempre hay. ¡A Dios gracias!

Culpar al futbol de nuestros males es tan populista y falso como intentar usarlo para pretender curarlos.

Hoy México empieza su aventura en Brasil y la estructura institucional que rodea al futbol mexicano se ha traducido en una selección que da poca certidumbre. Lo lógico es que empatemos con Camerún, y perdamos con Brasil y Croacia. Pero el futbol no es un territorio para la lógica, es un deporte, es un juego y es una pasión. A pesar de todos los errores de la federación, de todos los intereses políticos y económicos, yo hoy prenderé la televisión y esperaré que México gane.

Hay algunos que desean la derrota de México en el plano internacional, como para comprobarle al mundo lo mal que estamos. Algunos creen que el mal desempeño de México beneficia al país; en futbol, en economía y en política hay quienes se regocijan cuando nos va mal. Yo no comparto esa visión ni entiendo cómo perder pueda beneficiar al país. Hay mucho que hacer por México pero el fracaso no es, desde mi punto de vista, una solución a ninguno de nuestros tantos y tan profundos problemas. Ojalá que México gane y que le vaya muy bien en este Mundial, y si no, como diría Woldenberg, no pasa nada.

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