¡Que gane la tele!

Este es tiempo de Liguilla en el que la “tele” que paga una buena lana, pone horarios a veces rarísimos.

Le voy a la “tele” en esta Liguilla, que ganen mucho dinero y mucho teleauditiorio, que el “fut” sea una buena herramienta para empujarles telespectadores a sus siguientes programas estelares.

Si esto ocurre, será el resultado de partidazos emocionantes y apasionantes, ni mas ni menos.

Este es tiempo de Liguilla en el que la “tele” que paga una buena lana, pone horarios a veces rarísimos.

Le voy a la “tele” en esta Liguilla, que ganen mucho dinero y mucho teleauditiorio, que el “fut” sea una buena herramienta para empujarles telespectadores a sus siguientes programas estelares.

Si esto ocurre, será el resultado de partidazos emocionantes y apasionantes, ni mas ni menos.

 Pumas accede, quizá no de buena gana, a jugar de local a las cinco de la tarde del domingo, para servir de apoyo jalando audiencia al programa estelar de Televisa, Bailando por un Sueño. 

En lugar de verlo como una imposición de la “tele”, habría que ver este y otros, como los Xolos–Toluca, del jueves a las 10 de la noche por Azteca; el del León–Cruz Azul a las 10 por los compromisos de transmisiones estelares de eventos de Fox Sports.

Horarios arriesgados y bizarros los de esta Liguilla en la que, es su  derecho y para nosotros los televidentes nuestro privilegio, la televisión manda en poner horarios con precisión de cirujano, buscándole al futbol el orgullo de meterse en los llamados horarios estelares.

Es tiempo también que nuestro “fut” responda con juegos emocionantes y apasionantes, si esto sucede, tapemos la boca a los criticones que piden mantener los mismos horarios de sus partidos, muchas veces aburridísimos, semanales en la fase regular.

Tiempo de Liguilla y con esto llega esa borrachera de “fut” en la “tele” tan esperada de muchos partidos, todos decisivos, en dos jornadas cargadas al miércoles- jueves y sábado–domingo. Es el nuevo torneo en donde los nocauts y las posibilidades incrementan interés, emoción y mucha pasión, es el tener el control de la “tele” para cambiar de un canal a otro a medida que los juegos se suceden. 

Es más, esta ocasión tendremos partidos que arrancan a las 10 de la noche para finalizar al filo del día siguiente. Es también el tiempo en el que las televisoras arman sus horarios para empujar audiencia hacia el “fut” y del “fut” a sus estelares. Es el tiempo en que todos los equipos deberían aprovechar y entender lo que significa la enorme oportunidad y privilegio de tener esa difícil oportunidad de mostrarse en horarios estelares a nivel nacional sin competencia futbolera enfrente, vitrina única tanto en lo individual como en lo colectivo. Tiempo propicio para que los equipos involucrados respondan con orgullo a los patrocinadores que han invertido en ellos una buena lana.

Aprender del Real Madrid

Todo lo anterior que suena maravilloso suele caerse cuando los equipos,  jugadores y técnicos se pasan por el arco del triunfo las premisas anteriores para jugarle al vivales, especulando y dando partidos infumables con la siempre presente excusa del resultado, aunque ellos mismos saben que ese argumento cae por su propio peso. 

Acabamos de ver, valga la comparación, un enorme espectáculo del Real Madrid, goleando, exhibiendo y pasándole por encima al Bayern en su propia casa, insisto, hay niveles, pero podemos aprender la lección del mejor futbol del planeta que, personificado en el Madrid, no se tira atrás a los 25 del primer tiempo cuando el global le favorecía 3-0, con obligación del Bayern de meterles cuatro.

El Real no cambia su estilo asombrosamente letal y sigue fiel a su estilo contundente, sin descuidar en lo mas mínimo su zona defensiva, resultado, nos quedamos pegados a la “tele” hasta el silbatazo final y conste que la eliminatoria estaba sentenciada desde los 20 del primer tiempo. Ese último gol de Cristiano Ronaldo, cuando él mismo se fabrica la jugada provocando la falta al tirarse cerca del área, paralelo a la línea de meta, superando a dos defensas hasta que el tercero le comete el faul que él mismo va a cobrar, con esa sagacidad de súper crack, y después de observar los tiros libres contra el Bayern, amaga con lanzar un chutazo, la barrera del Bayern brinca y se las tira por debajo, golazo comprometido con la filosofía de los grandes y privilegiando el espectáculo, no solo en el estadio, sino el compromiso con los millones y millones de televidentes alrededor del planeta.          

Así las cosas pues, mi deseo ferviente y apasionado es que esta Liguilla gane la “tele”, no solo en anunciantes, el deporte– espectáculo es un negocio, sino en teleaudiencias, que nos obliguen a quedarnos desvelados por el interés y pasión que nuestra LigaMX pueda darnos en la Liguilla, y no que tengamos el control de la “tele” para utilizarlo al cambiarle por tener enfrente partidos infumables.

Ya después si nos quedamos viendo Bailando por un Sueño o el Súper Sábado de Azteca, que sea solo una consecuencia de habernos prendido del juego de Liguilla.

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