Que ladren los perros
Es curioso, mucha gente se adorna pronunciando esta frase como para presumir que han leído, o al menos hojeado, el mítico “Quijote de La Mancha” de Don Miguel de Cervantes Saavedra.
Alfredo Domínguez Muro
Es curioso, mucha gente se adorna pronunciando esta frase como para presumir que han leído, o al menos hojeado, el mítico “Quijote de La Mancha” de Don Miguel de Cervantes Saavedra.
Exactamente de la misma forma en que con chocante ligereza muchos más daban por sepultado al Barça en la Champions al llegar con dos goles de desventaja a jugarse la vida en su propio Camp Nou, olvidando que es el mandón de la liga española por muchos puntos y que pese a las derrotas ante el Real Madrid y el mismo Milan, y pese a tener que improvisar al técnico por la enfermedad de Tito Vilanova, o las declaraciones de Dani Alves, en el sentido de que se les había terminado el hambre, que el Barcelona es un equipo de época, no de moda, y todo este ataque estéril se da solo por haber hilvanado unas cuantas semanas para el olvido.
Nada de esto es verdad, los muchos que presumen de ser muy “leidos” con la frase del “Quijote”, deben saber que en el maravilloso libro de Don Miguel de Cervantes jamás aparece, ni apareció en ninguna traducción o ensayo acerca de esta obra, la frase “Que ladren los perros, señal de que cabalgamos…” y hasta le agregan el “Sancho” , frase por cierto, venga de donde venga, llena de sabiduría popular.
Entre el Barça y ‘El Quijote’
Y no es que hagamos coincidir “…El Lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme…” en las cercanías de la hermosa Ciudad Condal, Barcelona, pero como la imaginación no tiene límites, podríamos hacer coincidir ese lugar de la Mancha como un poblado cercano a la capital Catalana, entonces sí, como es la imaginación la que vuela, podríamos también coincidir esta frase llena de sabiduría con ambos lugares. Al “Quijote” le vendría bien la frase, aunque no la necesita, en su texto lleno de sabiduría y al Barça también le viene bien, aunque tampoco le es necesaria, salvo ahora que con su estilo, hambre de ser, oficio, juego de conjunto, dominio, clase y jerarquía…
Les tapan la boca
A todos esos ligerones que “ladran” con morbo al conjuro superficial de concluir por apenas unos cuantos tropiezos de un Barcelona de época, que está muy pero muy lejos de morir, y que más bien continúa el proceso de reinventarse en todas las líneas que van desde la dirección técnica (el banquillo es la palabra de moda) hasta la renovación paulatina de algunas piezas clave a los que, como en su momento le sucedió a nuestro Rafa Márquez y hoy a Carles Puyol, que ya siente pasos en la azotea, o al mismo Víctor Valdés, que prefiere salir por la puerta grande a otro equipo que le exija y demande menos, el tiempo no perdona ni a los figurones del “fut”. De entrada, en este juego de vida o muerte ante el Milan, el Barcelona plantea el juego para asumir riesgos en la búsqueda de descontar esos dos goles, que si a otros se les colocaría como epitafio en la lápida, al Barça le resultaron rejones de castigo.
El empate fue épico, la remontada gloriosa, para llenar una página más de gestas heróicas de este equipo de historia y leyenda.
Messi y la suerte
Apenas a los cuatro minutos el Barcelona de los muchos técnicos, llevan tres en unos cuantos meses, se reengancha, motiva, ataca y ahoga sin piedad alguna al Milan de Berlusconi. Y así hace el gol tempranero, que en teoría sería el escenario ideal para catapultarse a la remontada, una combinación letal que es rubricada por, ¿quién más?, Lio Messi, al que estas mismas voces amargadas calificaban de triste y ausente para generar la confianza necesaria, hacerse del dominio absoluto y mandar el juego a mil por hora. Más tarde, el francés M’baye Niang, delantero del Milan, falla en un mano a mano con Victor Valdés, estrellando la pelota en el poste. El Barça reacciona y en la siguiente jugada realiza la combinacón letal que rubrica, ¿quién más? el mismo Lio Messi tan injustamente criticado, su tiro cruzado es un poema al futbol y así se combinan el talento del mejor, Lio Messi, con la suerte enviada por los dioses del estadio, que soplan para que el tiro de M’baye se estrellara en el poste catalán, en el eterno contraste de los buenos que a veces fallan estas jugadas clave y los muy buenos como Messi, que disfrutan de no fallarlas, salvo en muy, pero muy contadas ocasiones.
¡Que ladren de nuevo!
Aquellos que no solo daban por derrotados a los catalanes por anticipado en esta serie de nocaut ante el Milan campeonísimo, sino que además daban por cerrado el ciclo de esta generación privilegiada, que ha sabido reinventarse por casi una década y, como dijo Don Teofilito (nada que ver con el “Quijote”), ¡Y se reinventará!… Así de fácil.
POSTDATA: Con las dos remontadas de los grandes de España, Real Madrid y Barcelona echando al Manchester United y al Milan, ahora sí ¿se nos hará el Barcelona vs. Real Madrid en la final de la Champions? Mucho dependerá de que los dioses del estadio metan la mano en el sorteo de este viernes para no enfrentarlos en cuartos o semifinales.