No solo son estos espantosos tres juegos de local y uno de visita sin gol, sino aquella seguridad de meternos al Mundial sin bronca y por el camino pavimentado, que hoy se diluye y se convierte en pesadilla, ni triunfos, ni goles, ni futbol, ni idea colectiva y sin que esos que llamamos figuras se echen el equipo a la espalda y saquen la cara, futbol mediocre y lo peor, sin resultados.
Lo mejor del juego, nuestra afición que apoya sin condición a pesar de la frustrante imprecisión del Tri, que nadamás no genera una de gol, y con el correr del tiempo esa piedra se convierte en loza pesada.
Los Ticos muestran que hoy no pesa ni el Azteca, ni la altura de la Ciudad de México ni mucho menos nuestras llamadas figuras, que nadamás no aparecen en este Hexagonal, que se va convirtiendo en pesadilla. Todavía nos dieron siete minutos de compensación y ni así la hicimos.
Mediocre e impreciso
Mientras “Chepo” manda a la cancha un 11 diferente sin este “Gio” que con el Tri pasa desapercibido, deja fuera a Severo, el de Rayados, buscando más ataque con “Gerry” Flores, el de Cruz Azul; Héctor Herrera, con más recorrido que Torrado y apostando por Aldo de Nigris de arranque, en busca de un revolvente que tristemente desde la primera mitad nada más no funciona, y terminamos por caer en ese mediocre juego impreciso, desdibujado, fallando hasta las facilísimas en ese penúltimo pase que nos impide llegar al área rival. Por si fuera poco, el “Chicharito” las falla todas, desde las poquitas en el área hasta los pases siempre imprecisos, sus disparos son de risa, por ahí una al minuto 27, cuando cuatro nuestros amagan a tres ticos, el balón conducido por el “Chícharo” y su elección… un chutazo infame que llega de dos botecitos a la línea de meta.
Sin respeto
Costa Rica le pone sabor al arranque, retando a nuestro Tri en tomar el control del partido.
De hecho lo logran por momentos en los primeros minutos, presionando la salida del Tri desde nuestra cancha, síntoma inequívoco de que el técnico Pinto conoce el momento crítico por el que atraviesan los nuestros, mandando además el mensaje de que por ahora no hay respeto alguno ni al Tri, ni a la altura de la Ciudad de México, ni de los apagados figurones mexicanos y mucho menos de…
El Tri que ya no espanta…
A nadie, sin embargo la presión tica se va diluyendo conforme cruzamos el minuto 15.
La condición física que se requiere para mantener esa presión intensa a nuestra mejor línea, la de fondo, no es cosa de niños, y los ticos se repliegan pero no tiran el camión atrás, sabedores de que es precisamente esa intención de tomar iniciativa la que les permite tener a los nuestros ocupados en esos pasesitos desesperantes, en esa falta de contundencia y hasta de seguridad de la que padecemos desde hace meses. Ojo, de seis partidos llevamos cuatro sin anotar, uno con solo un gol ante Jamaica y los dos del empate en Honduras. Es más, no podemos decir que llegamos con la pólvora mojada porque de entrada en esa primera mitad y desde hace un buen rato… ni a pólvora llegamos.
¡Nadie tira a gol!
“Chepo” se decide por sacar a Pablo Barrera, quien en su inercia con el Tri nada más no pesa ni se hace notar, mandando a los fogonazos a Javier Aquino y a Raúl Jiménez por Aldo de Nigris, quien esta vez tampoco pudo.
El Tri recupera balón y movilidad con un par de llegadas que en la inercia de nuestra falta de pólvora nadamás no hay nadie quien meta ese pase final que permita a “alguien” siquiera chutar a gol, pero el tiempo transcurre y los nuestros no logran completar ese penúltimo pase, nada, desesperante y frustrante esa falta de juego, de idea colectiva, de precisión, de talento, de imaginación y hasta de esa actitud ganadora en la que nuestro Tri generaba no solo peligro, sino esa sensación de peligro que intimida al rival que hoy nos falta al respeto por todos lados, que con el “Chepo” presumíamos hace apenas unos meses.
Así las cosas pues, hay que llamar a los matemáticos para que vayamos haciendo cuentas, al tiempo que hay que avisarles a los jugadores que ya despierten, porque esto ya es una pesadilla…