‘Rafa’ es de aquí
No es casualidad, desde aquel Acapulco 2005 a “Rafa” Nadal se le tiene que ver en la cancha con la pasión y el sentimiento por delante.
O lo quieres o lo odias, pero su tenis y personalidad no admiten medianías.
El solo conjuro del nombre de Rafael Nadal nos transporta en este impresionante escenario del Abierto Mexicano de Tenis a niveles de expectación, emoción y pasión como nunca los habíamos vivido en los 20 años de historia de este nuestro Abierto de Acapulco, que hoy presume con solvencia ser el evento estelar del tenis en Latinoamérica.
Alfredo Domínguez MuroNo es casualidad, desde aquel Acapulco 2005 a “Rafa” Nadal se le tiene que ver en la cancha con la pasión y el sentimiento por delante.
O lo quieres o lo odias, pero su tenis y personalidad no admiten medianías.
El solo conjuro del nombre de Rafael Nadal nos transporta en este impresionante escenario del Abierto Mexicano de Tenis a niveles de expectación, emoción y pasión como nunca los habíamos vivido en los 20 años de historia de este nuestro Abierto de Acapulco, que hoy presume con solvencia ser el evento estelar del tenis en Latinoamérica.
La carencia frustrante de jugadores mexicanos de nivel en estos 20 años nos habían hecho un cómodo blindaje a los que somos apasionados y fanáticos de este deporte de venir año con año a disfrutar del tenis de alto nivel y hasta emocionarnos con nuestro Abierto, pero sin la adrenalina propia de la emoción que apasiona por contar con un figurón local, uno de los nuestros, alguien que nos eleve a la explosión absoluta de la pasión que solo el deporte produce, algo así como…
El golpe de Márquez
Para dormir más allá de los 10 segundos de rigor al campeonísimo Pacquiao, o los goles de Oribe que nos entregan el Oro Olímpico, son los ejemplos más recientes de nuestros atletas de grandes ligas con los que nos identificamos desde los apasionados y fanáticos, hasta los indiferentes o los aficionados de moda y oportunidad.
Son los que nos hacen vibrar y explotar el júbilo sin freno en la comunión de sangre mexicanísima, hoy ante la realidad de esa figura mexicana de élite que en nuestro tenis no ha existido por esos largos 20 años y superados desde hace décadas los complejos ratoneros del “malinchismo”, muchos adoptamos espontánea y apasionadamente a Nadal como “el de aquí”.
“Rafa” apasiona con su personalidad fuerte y sencilla, con su estilo de juego agresivo y sin piedad, con su sonrisa cálida que solo aparece por momentos, con su mirada letal y despiadada cada vez que se mete a la cancha, con su dinámica de ser y saberse uno de los mejores del planeta, con su calidad de figurón cuya cualidad más importante es la sencillez. “Rafa” es de aquí, así lo sentimos y así lo apoyamos, aplaudiéndole desde los raquetazos sencillos hasta los de fantasía, queremos verle ganar, triunfar, regresar a su sitio en los primeros planos. “Rafa” surgió en Acapulco y desde Acapulco intenta resurgir para arrebatar a quien se ponga enfrente, los puntos y títulos que le regresen al Olimpo del tenis que comparte con Djokovic, Federer y Murray.
Pero no es mexicano
Cierto, pero ante la ausencia de tenistas de alto rango a Nadal lo adoptamos sin ponernos de acuerdo como uno de los nuestros. Y no es por moda o porque el viento nos lleva a esa u otra dirección, para nada, aquí en Acapulco nos reunimos año con año desde fanáticos y aficionados, hasta los ocasionales de siempre, que son los menos, para ratificar una vez más que en esto del tenis en México lo que sobra es afición, lo que nos falta es el mexicano ganador que parece haberse perdido en el horizonte mágico del mar de Acapulco, ese mar que disfrutamos casi por default desde lo alto de la tribuna o desde los jardines del soberbio complejo tenístico. Con esa ausencia del mexicano que nos comunique desde la cancha, que nos unifique en emoción y sentimiento, hemos adoptado a “Rafa” como el nuestro, como nunca antes lo habíamos hecho con otro tenista en nuestro Abierto de Acapulco. Quizá hace unos años con Carlos Moyá, pero el aplauso iba más por la admiración y cierto carisma, hoy con “Rafa” va mucho mas allá de eso, la admiración se multiplica por 100 y la emoción y pasión por mas de mil.
“Rafa” es de aquí
Lo adoptamos como nuestro desde aquel Abierto de Acapulco 2005 al que llegó casi sin sentirlo, con su playera de mangas recortadas que dibujaban su figura recia que emana una fuerza poco usual en el tenis, combinada con una agilidad de reflejos felinos y una pegada de zurda letal para los rivales, su pañoleta en la frente y esa su sonrisa natural mostrada solo en pocas ocasiones. Aquél jovencito de 18 años toma sin pedirlo el lugar de nuestro consentido Carlos Moyá, favorito de entonces y eliminado muy temprano en el torneo, el mismo Moyá que había sugerido a la organización de nuestro Abierto invitar a este joven originario de Mallorca. Con cierto desencanto muchos buscamos a quién seguir a la salida de Moyá y muy pronto fuimos cautivados y así adoptando al joven Nadal, que se roba no solo el show y el torneo, sino más allá de nuestra simpatía y afecto. No es casualidad, a “Rafa” desde entonces se le tiene que ver en la cancha con el sentimiento por delante, o lo quieres o lo odias, pero su tenis y personalidad no admite medianías.
Después de aquella final inesperada en la que destroza con determinación absoluta, producto de un hambre de ser y triunfar inocultable, a su compatriota Albert Montañés en menos de una hora, no tuvimos dudas de adoptarlo como nuestro y más aún, porque …
De Acapulco al infinito
Así se da la meteórica carrera de aquel jovencito de mirada cálida que transforma en amenazadora y letal al primer golpe de raqueta. “Rafa” se proyecta en aquel 2005 desde Acapulco hasta ganar los Masters de arcilla en Montecarlo y Roma, para convertirse en ese mismo año en el más joven ganador del Roland Garros y de ahí catapultarse como el tenista más grande que ha dado España, el más grande arcillista de la historia universal, récord ganador del Roland Garros ( 7 veces) , dos Wimbledons, un Abierto de Australia y un US Open , máximo ganador junto con Roger Federer de títulos Masters 1000 (21 ocasiones, 51 títulos totales, 4 veces ganador de la Copa Davis con España, Oro Olímpico en Beijing 2008 y lo que le falta a sus 28 años de edad), solo que las rodillas tan castigadas por sus infintos recorridos en cada partido, imprimiendo velocidad y fuerza descomunal, le han pasado factura.
Fueron siete meses sin jugar desde su salida temprana en Wimbledon 2012, regresando apenas después de una dolorosa rehabilitación hace unas semanas en Viña del Mar, en donde cae en la final ante el argentino Horacio Zeballos, número 73 del mundo, a quién podría enfrentar aquí en Acapulco. Y Sao Paulo, en donde resulta ganador derrotando al veterano David Nalbandián.
Los top 10
Acapulco es para “Rafa” una prueba de fuego, tomando en cuenta que este torneo es de nivel más alto que los dos anteriores, y aquí puede encerrarse en el magnífico estadio con dos Top 10 del mundo en días consecutivos, Nicolás Almagro que sube y baja entre el 8 y el 15 y David Ferrer, hoy aferrado al número 4 después de Djokovic, Federer y Andy Murray, la terna que hoy ocupa el Olimpo de los actuales del tenis, al que por default pertenece “Rafa”, solo que debió abandonar ese sitio privilegiado por la lesión en las rodillas. Hoy apenas inicia el empinado camino de regreso para reencontrarse con sus iguales, el propio David Ferrer es consciente que el nivel de los tres primeros y eventualmente cuatro al regreso de “Rafa” está muy lejos de los todos los demás, solo que en caso de enfrentar a Nadal en lafinal proyectada aquí en Acapulco será, un punto de vista personal, David Ferrer el favorito, y les aseguro que de darse esa final soñada, la amistad de los dos españoles se quedará en el vestidor. La tribuna estará con “el de aquí”, Nadal, pero de esto de no ser el favorito de las multitudes, Ferrer sabe superarlo de sobra,.
Claro que no adelantemos vísperas y disfrutemos estos días de este tenis de altísimo nivel en donde seguiremos apoyando sin condición al “de aquí”, el fuera de serie Rafael Nadal… Así de fácil..