Reconstruir la Selección
En 2006, Pep Guardiola escribió una columna en El País elogiando el juego de la selección mexicana en el Mundial, donde venían de quedar eliminados contra Argentina: “con qué grandeza se van”, escribió en esa ocasión el extécnico blaugrana. Tan solo unos días antes, Guardiola había escrito otro artículo en el que alababa el estilo de juego de Ricardo La Volpe con la selección mexicana.
Emilio LezamaEn 2006, Pep Guardiola escribió una columna en El País elogiando el juego de la selección mexicana en el Mundial, donde venían de quedar eliminados contra Argentina: “con qué grandeza se van”, escribió en esa ocasión el extécnico blaugrana. Tan solo unos días antes, Guardiola había escrito otro artículo en el que alababa el estilo de juego de Ricardo La Volpe con la selección mexicana. “Salir de novios” se tituló y en él, Pep analizaba el estilo de juego de México, comparando su manera de salir jugando con la manera en la que dos novios se toman de la mano en su primer paseo dominical.
Es probable que la selección de La Volpe haya sido la mejor versión de México de la historia. Aun así, aquella selección tenía un problema, no tenía jugadores desequilibrantes. ¿Qué hubiera dado La Volpe por tener en sus filas a Chicharito, Vela o Giovanni? Los juegos se ganan en las dos áreas, escribió al respecto Guardiola. “ No hay un equipo que llegue tantas veces como lo ha hecho México a los tres cuartos del campo … y allí se acabe todo.” Ahora México tiene a los delanteros que hacían falta y sin embargo, la selección no anda.
Hay varios factores que afectan el rendimiento del Tri, pero quizás el fundamental es que la selección mexicana no tiene un estilo de juego que lo ayude a interpretar los partidos y a enfrentarlos cuando las individualidades no son suficientes. Aquel equipo de La Volpe impresionó porque jugaba a defender una idea que le daba seguridad frente a cualquier rival. La Volpe entrenó una y otra vez a sus jugadores a salir tocando el balón hasta que se volvió un automatismo, un estilo. Si bien aquella selección no llegó más lejos que otras, jugó un futbol trabajado, elegante, exquisito, que bien pudo haber dado nacimiento a un estilo de juego mexicano, a una identidad.
La selección de este año no tiene buen trato del balón, ni futbol asociado, ni volumen de juego, por solo mencionar tres conceptos, digamos aquellos de Menotti. Da la sensación de que los jugadores están perdidos en la cancha, y que no tienen una estructura.
La forma de juego de la selección de La Volpe hacía parecer al equipo espeso y dinámico, daba la sensación de que siempre había el doble de mexicanos que del otro equipo. La selección del Chepo da una sensación de fragilidad, de cristal fino a punto de quebrar. Tan importante como acabar las jugadas es comenzarlas. Con La Volpe el juego comienza en el portero, la clave es la posesión y el manejo. En contraste, en los últimos partidos Corona se dedicó a despejar balones hacía el público.
Si La Volpe creó un futbol donde la defensa eran los primeros atacantes, el Chepo parece haber descubierto un nuevo tipo de estrategia: salir defendiendo, comenzar las jugadas regalándole la bola al rival para poder de allí defenderse.
Ante la escasez de juego y la ausencia de un líder en la cancha ya se empieza a especular de muchas formas. El regreso de Vela tendría que ser inminente. Se habla también de reforzar la selección con naturalizados. Más allá del debate que esto genera, habría que tener una visión amplia en caso de que esto sucediera. Se menciona a Lucas Lobos o al Chato porque juegan en México, pero no se menciona por ejemplo a Walter Erviti, un jugador que sabe hacer exactamente lo que le falta a México, generar futbol y controlar el juego.
La selección necesita empezar a buscar un estilo que le pertenezca y que de seguridad a los jugadores. Hay talento y hay también inteligencia en el director técnico y su equipo, pero habrá que tener cuidado en no caer en la terquedad de la repetición y no tener miedo a recomenzar de cero.