Por más que Miguel Treviño, alcalde de San Pedro, intente presumir que colabora con la Fiscalía Antisecuestros sobre el caso de los 10 policías sampetrinos vinculados con el crimen organizado, su comportamiento está fuera de la realidad.
El problema que tiene Treviño no es menor. Se está hablando de una policía al servicio del narcotráfico y que tiene muy preocupados a los sampetrinos, tan es así que las torres de departamentos en Valle Oriente han reforzado la seguridad, aunque el alcalde quiera minimizarlo.
El tiempo puso las cosas en su lugar y resulta inevitable poner sobre la mesa lo que advirtió el panista Mauricio Fernández durante campaña: en la policía están infiltrados grupos delictivos.
Treviño perdió el control de la policía, una corporación que fue renovada por él. Nos aseguran que todo se debe a que dejó fuera a mandos militares, quitó la inteligencia no sólo castrense, sino de la iniciativa privada, algo de lo que también Mauricio adelantó y advirtió.
El resbalón de Villarreal
Resulta difícil de creer que el experto en movilidad, Hernán Villarreal, coordinador del equipo de transición del gobernador electo, Samuel García, no supiera que el Metro funciona con luz estatal que se genera con basura reciclable.
Villarreal se dice sorprendido porque se ha dejado de pagar la luz.
Habrá que recordarle que esa energía se produce a través de Simeprode, misma que se provee por la empresa Benlesa, ambas pertenecientes al Gobierno del Estado, y que no sólo se abastece a este medio de transporte, sino hasta a oficinas de Gobierno.
Es decir, el propio Gobierno tiene su energía y, por obvias razones, puede retrasar los pagos, sin que se vea afectada la movilidad de este sistema de transporte.
Lo que sí tendría que hacer, sin duda, sería ver la manera de que Simeprode pueda aumentar el confinamiento con más terrenos, y no estar preocupado porque el Metro no paga la luz. Si algo bueno tiene este transporte es que funciona con basura.