El municipio de Santiago se ha convertido en un claro reflejo de la lucha electoral, pero no entre todos los partidos, sino al interior de Morena.
Ha nacido un grupo de este partido, cuya cabeza visible es Gamaliel Valdez, quien intenta bajar de la contienda interna al diputado local morenista Marco González, con el pretexto que él no es de la localidad.
Una crítica que es muy común en los pueblos rurales y que no tiene ningún sustento, ni siquiera legal.
Aquí, el que está más que contento con la división guinda que se está gestando en Santiago es el priista Davidde la Peña, quien también busca la alcaldía y que, hasta el momento, no ha tenido algún conflicto interno pese a lo complicado que está internamente su partido; lo mismo pasa con el panista Eduardo García.
Habrá que recordarle a Gamaliel que su bloque “AntiMarco” en Santiago sólo perjudica el proyecto de Clara Luz Flores Carrales para la gubernatura al no sumar votos, y dice que este conflicto es el principio de uno más grande al interior de Morena por las candidaturas.
El registro de DanielTorres por Morena por la alcaldía de Apodaca ha generado molestia en este partido y ni qué decir del eterno candidato para la alcaldía de Monterrey, Adalberto Madero, quien ya se postuló por Acción Nacional, por el PartidoVerde y ahora por el partido guinda.
Oliva contra el PAN
Al candidato del PAN a la gubernatura, Fernando Larrazábal, y a otros operadores panistas como Raúl Gracia o ZeferinoSalgado, no debió sentarles muy bien la visita que realizó a NuevoLeón el exgobernador de Guanajuato, el también panista Juan Manuel Oliva.
Oliva se reunió con los virtuales candidatos priistas a la gubernatura y a la alcaldía de Monterrey, Adrián de la Garza y Francisco Cienfuegos, señaló que apoyaría a ambos en sus proyectos e hizo un llamado a que la ciudadanía haga lo mismo y emita un voto útil.
Al afirmar que realmente sólo hay dos propuestas en la entidad (y que hay que frenar a Morena), Oliva prácticamente descalificó la candidatura de Larrazábal, aunque sea de su partido.
No cabe duda que entre la desbandada de líderes panistas y el fuego amigo de algunos exgobernadores, Larrazábal no la debe de estar pasando nada bien.
