“Fue colega mía en el Senado de la República y hoy gran aliada de Nuevo León”, dijo Samuel García cuando se reunió con la ahora exsecretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, el 20 de julio.
Sánchez Cordero era para el gobernador electo el gran enlace con la federación. Ese día, en su cuenta de Twitter, publicó que el presidente Andrés Manuel López Obrador le solicitó reunirse con su amiga la ministra.
Tras la reunión en la Ciudad de México, el próximo mandatario informó que platicó con ella de proyectos como la construcción de las carreteras la Gloria-Colombia y la Interserrana, así como del tren urbano. Mencionó que también hablaron del tema de seguridad pero no dio detalles.
García Sepúlveda le hizo saber a la legisladora que Nuevo León tendría su primer gabinete paritario en la historia. También la invitó a su toma de protesta en octubre, pero ya veremos si acudirá a pesar de que volvió a la Cámara alta.
Mientras tanto, Sánchez Cordero sí acudió al municipio de Terán y Samuel García dijo que fue clave en el Programa de Vacunación Transfronteriza de Nuevo León.
La fiscalización de Samuel
El equipo del gobernador electo, Samuel García, tomó el control de la Dirección de Fiscalización del Gobierno del estado, un pequeño SAT local que tiene mucha información de la clase política de Nuevo León y, claro, empresarial.
Esta dependencia forma parte de la Secretaría de Finanzas y Tesorería estatal, a cargo de Carlos Garza. El director, Óscar Márquez, dejó de trabajar y llegó un equipo completo de fiscalistas de Samuel.
La intención de los emecistas, nos aseguran, es abrir una carpeta contra Zeferino Salgado Almaguer y Francisco Cienfuegos para tener controlados a los diputados del PAN y el PRI.
Parece que la llave para fiscalizar, como se le dice, está en manos de Samuel García. Si los panistas y priistas comienzan a decir que serán una “oposición responsable”, ya se sabe por qué.