La semana pasada se aprobó en la Cámara de Diputados la Pensión Universal y el Seguro de Desempleo.
Ambos muestran, una vez más, prioridad del poder Ejecutivo por firmar reformas y una falta de debate en el Poder Legislativo.
Empezando por lo más obvio: este “seguro” al desempleo en realidad no funciona como tal; nadie paga una prima para poder acceder a un conjunto de recursos generado por dichas primas, tal como funciona cualquier mercado de seguros.
En lugar de esto se reducen los beneficios de puntos Infonavit, que el trabajador podría utilizar en caso de quiera ejercer su derecho al seguro de desempleo. Actúa como un subsidio cruzado, eliminando beneficios de largo plazo a la vivienda, por consumo de corto plazo en caso de perder el trabajo.
Por su parte, la Pensión Universal funciona básicamente como un homólogo del Seguro Popular. No fomenta la formalidad en el empleo y, peor aún, el pequeño mercado formal tendrá que subsidiar al informal.
Hace más de un año, escribí sobre esto (http://indiga.cc/FinInformal) describiendo a detalle una propuesta que verdaderamente implica cambios de fondo.
En un país donde la formalidad impera, para llegar a un Seguro y una Pensión Universal se debe utilizar un IVA generalizado como base de fondeo, no un ISR que solo paga un fragmento del mercado laboral.
Sin embargo, en materia de reforma hacendaria, se propuso elevar el impuesto a las calorías, así los ciudadanos no engordamos, pero sí lo hace el gobierno.
Además se añade una tasa impositiva a las ganancias en la bolsa; genial para desincentivar el acceso a mercados bursátiles para capitalizar empresas en un país con un sistema financiero precario.
Este gobierno reformista, en lugar de ir por cambios profundos que pueden resultar altamente impopulares, va por reformas que saben que pueden pasar sin problema. Sin embargo, dejan a un lado la seguridad de que los programas de gobierno sean funcionales.
Por enésima vez vemos una falta de debate en aras de diseñar las mejores instituciones posibles. Pesan más las lealtades y estrategias partidistas que cualquier otra cosa. Si queda alguna duda, las siguientes estadísticas no lo pueden dejar más claro: Votos a favor: PRI: 205, PAN: cero; votos en contra: PRI: cero, PAN: 105
Sean plurinominales o no, los diputados no tienen la capacidad, ya sea por falta de intelecto o de independencia a sus partidos, para defender una posición que beneficie a los ciudadanos que representan o a sus propios ideales mostrados durante su campaña.
Existen incontables estudios académicos que presentan análisis y propuestas para desarrollar mejoras en cualquier tema económico debatido en el Congreso.
Sin embargo, será material perdido hasta el día en que los diputados estudien propuestas serias e intenten arreglar las cosas de fondo, y no solo parchar temporalmente los problemas del país.