Ni fraude, ni engaño
Nadie tiene derecho a decir que se siente engañado, defraudado, quizá frustrado podría ser, después de la pelea del sábado por la noche allá en la Arena T-Mobile de Las Vegas, Nevada, entre Floyd Mayweather y Conor McGregor.
Ellos subieron al ring a realizar exactamente el combate como nos lo anunciaron, el mejor boxeador de la última década, que por cierto, no subió en su mejor forma porque ya la edad lo alcanzó, si alguien es inteligente y sobre todo el boxeador más exitoso de la historia, es el propio Floyd Mayweather.
Alfredo Domínguez MuroNadie tiene derecho a decir que se siente engañado, defraudado, quizá frustrado podría ser, después de la pelea del sábado por la noche allá en la Arena T-Mobile de Las Vegas, Nevada, entre Floyd Mayweather y Conor McGregor.
Ellos subieron al ring a realizar exactamente el combate como nos lo anunciaron, el mejor boxeador de la última década, que por cierto, no subió en su mejor forma porque ya la edad lo alcanzó, si alguien es inteligente y sobre todo el boxeador más exitoso de la historia, es el propio Floyd Mayweather.
El “Money” no es el mejor boxeador de todos los tiempos como hoy es bien fácil afirmarlo, pero al final de cuentas se metió al cuadrilátero a enfrentar a la máxima figura que podría enfrentarse para su retiro en el boxeo, el campeón y aparte el imán en taquilla de la UFC de las artes marciales mixtas.
Floyd hizo la pelea a su estilo, cauto al principio, siempre estudiando al rival, lo dejó venir, se cuidó mucho, lo dejó que tirara golpes, lo dejó que se cansara, y según propias palabras, como lo dijo hace tiempo “el boxeo es como el ajedrez, hay que ir estudiando al rival y acorde a ello hay que realizar los movimientos”.
Floyd Mayweather hizo la pelea exactamente a su estilo, este es el Mayweather que conocemos.
Punto y aparte Conor McGregor, que se deja ir y para la mitad de la pelea, usted y yo lo vimos, el cansancio aparece, ya empezaba a bajar los guantes, ya no en forma retadora, ya comenzaban a pesarle y si los guantes fueron de ocho onzas y no de 10 como marcaba probablemente la regla, es porque Mayweather se dio cuenta que no iba a perder esta pelea si estaba preparado y concentrado como lo hizo.
Las piernas flaquearon, lógico, en este hombre que se vació en los primeros rounds como lo esperaba el propio Floyd, y si además de esto tomamos en cuenta que muchas veces lo traicionó su estilo de la UFC cuando lo abrazaba por la espalda y cuando le pegaba en la nuca, bueno, para esto estaba un referí a modo, un referí que también entró al juego.
En una pelea normal el referí debió haber marcado faules esos golpes de conejo y esos abrazos empujándolo por la espalda, es decir, hubiera sido sancionado, pero no con este referí, a tal grado que estuvo tan en el juego que detuvo la pelea prematuramente.
En una pelea de título del mundo esto no hubiera ocurrido, evitándole o protegiendo a Conor McGregor de un castigo innecesario en la paliza que ya comenzaba a recibir.
A final de cuentas Floyd May-weather se va como se quería ir, 50 peleas ganadas, supera como el máximo en la historia a Rocky Marciano, que tuvo 49 como campeón invicto de los pesos completos en la década de los 50.
Por ahí mencionan al “Finito”, que de verdad sí tiene su gran mérito en las peleas de las llamadas divisiones de transitores, en los minimoscas, pero ni lo mencionaron, este es otro tema.
No hay casualidades tampoco, “El Money” sabía en dónde se metía, no había forma de salir derrotado, se preparó como siempre lo hace, el físico no engaña a nadie, aún y a pesar que está en el ocaso de su carrera y él lo sabe.
Ya no puede subirse al ring a enfrentar a Golovkin o al propio “Canelo” otra vez, que seguro debe estar frustrado de no haber aprovechado aquella oportunidad.
McGregor también sabía en dónde se metía, era una misión imposible, hizo su lucha porque él tuvo que ceder en todo, pero al final de cuentas no le alcanzó.
Ambos sabían que nos entregaron un espectáculo de figurones y nosotros también lo sabíamos. Cada uno en su ramo y a cambio de esto más de 500 millones de dólares que recolectaron de todos los que vimos la pelea de una u otra manera, los de Pay Per View, a 100 dólares por cráneo, los de los cines a 40 dólares, los que estuvieron ahí, entre mil 500 dólares y los 50, ya no digo la reventa, en fin los que vimos la pelea gracias a los patrocinadores tanto en televisión abierta como en cerrada, que pagaron sus derechos, en fin, se juntaron 500 millones de dólares, 100 para el “Money”, 30 para McGregor, y los dos reyes del Pay Per View en sus propias especialidades, pues hicieron lo que tenían que hacer, es decir, nos llevaron a este show.
La bolsa garantizada como ya les digo fue muy jugosa, por eso estaba tan feliz al final Conor McGregor, porque lo protegieron, porque hizo su pelea, porque cumplió.
Por eso escucho y leo a los que se sintieron defraudados, ¿defraudados de qué?, esto es lo que nos entregaron Conor McGregor y Floyd Mayweather, que la verdad es lo mismo que nos prometieron, cada uno en su estilo, entonces que nadie se diga engañado, vimos la pelea, la disfrutamos en ese entorno y hasta el Consejo Mundial de Boxeo lo avaló y les dio un cinturón emblemático.